Blog Paleobull

Partamos de una premisa fundamental: sin inflamación no hay curación. La inflamación forma parte del mecanismo de defensa esencial del organismo, y su activación es un signo inequívoco de que nuestro sistema inmunitario actúa frente a una determinada amenaza.

Vivimos pendientes del tiempo, pero a menudo ignoramos lo que dicta nuestro reloj biológico, encargado de regular, una sinfonía de procesos que se rigen por el ciclo de luz y de oscuridad. Uno de los más relevantes es el de los ritmos circadianos, una serie de cambios físicos, mentales y de comportamiento que, en los últimos años, han captado gran interes en el campo de la salud.

Pese a su mala fama, los carbohidratos son un grupo de alimentos necesarios en cualquier dieta saludable. La clave es saber identificarlos y elegir los más saludables y los que más convienen en cada momento. Una distinción fácil y rápida sería clasificar los carbohidratos en lentos (se absorben lentamente en el organismo) y rápidos (se absorben rápidamente), lo que no quiere decir necesariamente que los primeros sean «los buenos» y los segundos «los malos».

La técnica creada por Gary Craig, que es la que conocemos como tapping, consiste en golpear con las yemas de los dedos ciertas zonas o puntos de acupuntura para liberar bloqueos, el estrés, la ansiedad o el dolor emocional. Se considera una especie de «acupresión psicológica» que actúa sobre los meridianos energéticos: mientras se estimulan estos puntos, nos enfocamos en la emoción o problema a tratar y repetimos ciertas frases o afirmaciones.

Comer entre horas no tiene por qué ser algo malo siempre que hagamos buenas elecciones nutricionales y que dejemos un tiempo al sistema digestivo después de la anterior ingesta para que pueda descansar y eliminar los restos de comida y bacterias (un proceso que se activa a los 90 minutos después de comer y funciona en ciclos de 90 minutos).

La educación que hemos recibido, las expectativas de nuestro entorno cercano como la familia, la pareja o los amigos, pueden llevarnos a adoptar un rol de «buena persona» que nos haga vivir con mucha angustia, frustración y ansiedad. Esta conducta se identifica en psicología con el «síndrome de la buena persona», y puede afectar a cualquier persona.