Blog Paleobull
Hablar de suplementación nutricional o complementos alimenticios es adentrarse en un tema complejo que abarca diversos factores importantes. Aunque los suplementos no son remedios milagrosos ni soluciones mágicas para todos nuestros problemas, su uso puede ser extremadamente beneficioso cuando se entiende y se aplica correctamente.
Cualquier nivel de actividad física es mejor que el sedentarismo. No obstante, en muchas ocasiones, para llevar un estilo de vida saludable, nos enfocamos en la alimentación, el descanso o el manejo del estrés, sin duda pilares fundamentales para una buena salud, pero olvidamos la importancia del ejercicio físico.
¿Hay que dar 10.000 pasos al día para estar en forma? ¿Hay que seguir las recomendaciones de la OMS sobre los 150-300 minutos de actividad física moderada a la semana para preservar la salud? ¿Qué es más importante, la intensidad o el tiempo? En lugar de centrarte en números y cifras, piensa cómo es tu vida, identifica el momento ideal para hacer ejercicio y el tipo de actividad se adapta mejor a ti.
Si lo piensas, tu mente es parecida a un ordenador. Ambos se utilizan para almacenar y procesar información, y para ejecutar tareas. Pero a veces el disco duro se llena, es decir, nuestra memoria, y el ordenador va lento (te cuesta concentrarte y rendir). Por suerte, tu cerebro tiene una tecnología mucho más avanzada que la de un ordenador y además es adaptativo, plástico, puedes potenciar y mejorar su capacidad y rendimiento cognitivo.
Cuidar la salud de tus huesos es fundamental por muchos motivos, no solo para tener una buena postura y evitar fragilidad y roturas en el futuro, sino porque nuestros huesos son los que nos permiten movernos, protegen nuestros órganos internos y almacenan vitaminas y minerales fundamentales para la salud, como el calcio. Una buena salud ósea nos protegerá también de sufrir futuras artritis y artrosis, y nos hará sentir más fuertes cuando seamos mayores. Un dato: a los 30 años llegamos al pico más alto de densidad mineral ósea (DMO) y, a partir de ahí, empieza a descender.
El buen tiempo y las vacaciones son la excusa para hacer ejercicio al aire libre, lo que multiplica las posibilidades, el disfrute y los beneficios. ¡Tus endorfinas están pletóricas cuando te mueves y ejercitas en el campo, en la playa o en un parque! Y si el aire que respiras está libre de humos y polución, los que te lo agradecen son tus pulmones y tus neuronas. Y es que el ejercicio outdoor multiplica los beneficios de la mente.