Blog Paleobull
Gel de ducha, desodorante, cremas… ¿te has planteado alguna vez si los productos que utilizas a diario son realmente buenos para tu organismo?
El dolor de espalda se ha convertido en uno de los grandes males de nuestra época. Basta con preguntar en cualquier oficina, en una comida familiar o en un grupo de amigos: siempre hay alguien que convive con molestias lumbares, rigidez cervical o contracturas en la zona dorsal.
Camisas, pantalones, pijamas, sábanas, calcetines… pasas casi todo el día envuelto en tejidos, pero ¿te has parado a pensar cómo influyen en tu salud y bienestar? Igual que revisas las etiquetas de los alimentos o eliges cosméticos respetuosos con tu piel, la ropa que llevas también puede marcar la diferencia y convertirse en una fuente de bienestar, o de incomodidad.
Cada estación tiene sus propios alimentos. Y no es casualidad: la naturaleza ofrece justo lo que el cuerpo necesita en cada momento. En otoño, con menos luz solar y temperaturas más bajas, disminuye la energía, se debilita el sistema inmune y puede aparecer un ligero bajón anímico.
¿Por qué hay hábitos de salud, ejercicio o nutrición que a unas personas les funcionan y a otras no? Porque no existe una fórmula única para todos. Aunque un enfoque esté respaldado por la ciencia, si no encaja con tu forma de ser, será difícil mantenerlo.
En el autocuidado también influye, y mucho, la personalidad. Conocerte es la forma más realista y sostenible de personalizar tu estilo de vida.
Vivimos en la era del ruido y la distracción. Entrenar la atención ya no es un lujo, es una necesidad. Como decía Epicteto: «Te conviertes en aquello a lo que prestas tu atención». La pregunta es inevitable: ¿a qué prestas tú la tuya? Redes sociales, notificaciones, correos, pantallas… ¿cuánto tiempo y energía te roban cada día?