Formas de meditar

Correr, caminar, pintar: descubre otras formas fáciles de meditar

Para muchas personas, la idea de meditar evoca la imagen de alguien sentado en silencio, con los ojos cerrados y la mente en calma. Sin embargo, no todos logran sentirse cómodos en esa postura o pueden detener su flujo de pensamientos con facilidad. Si te cuesta estar quieto para meditar, no te preocupes: existen otras formas de alcanzar un estado meditativo sin necesidad de permanecer inmóvil.

La meditación, en esencia, no es solo una práctica estática, sino un método para bajar el volumen de la mente, salir del bucle de pensamientos y traer la atención al momento presente. Esto también ocurre cuando estamos totalmente inmersos en una actividad que nos permite desconectarnos de nuestras preocupaciones y enfocarnos completamente en el aquí y el ahora.

Caminar, correr, pintar, escribir, cocinar o incluso cuidar un jardín pueden convertirse en formas efectivas de meditación en movimiento. Lo importante es encontrar aquella actividad que te ayude a relajar el sistema nervioso, recuperar la claridad mental y mejorar tu bienestar general.

Un indicativo de que lo estás logrando es que perderás la noción del tiempo, tu respiración se volverá más lenta y experimentarás una sensación de bienestar y felicidad, ayudándote a contrarrestar el estrés del día a día.

Qué es y qué no es meditar

Meditar

La meditación es el acto de dirigir la atención al presente, observando pensamientos, emociones y sensaciones sin juzgarlos. Tradicionalmente, la meditación formal implica quietud y silencio, pero también existen prácticas en movimiento que nos permiten experimentar sus beneficios.

Acciones que, realizadas con plena consciencia, pueden considerarse momentos meditativos, como caminar conscientemente, enfocarse en la respiración o realizar actividades con atención plena.

Si alguna actividad o afición te permite estar totalmente presente, olvidar las preocupaciones y encontrar calma, ya has encontrado tu propia forma de meditar.

Contrario a lo que muchos creen, la meditación no consiste en dejar la mente en blanco. Es imposible eliminar completamente los pensamientos, pero sí podemos crear espacio entre ellos, distanciarlos y aprender a observarlos sin que nos afecten, dejando que desaparezcan.

Tampoco es una práctica exclusiva de ciertas religiones o tradiciones espirituales. Aunque muchas culturas la han incorporado en sus disciplinas, los beneficios de la meditación están respaldados por la ciencia y son recomendados por profesionales de la salud y el bienestar.

Además, meditar no es simplemente relajarse. Aunque la meditación puede inducir un estado de calma, su propósito principal es aumentar nuestra consciencia y presencia. Nos devuelve al momento presente, lo que nos libera del sufrimiento por el pasado y nos evita la ansiedad que tanto nos produce el futuro. 

Diferentes tipos de meditación

Existen diversas formas de meditar, cada una con enfoques distintos. Algunas de las más conocidas incluyen:

  • Meditación mindfulness. Se basa en la atención plena y la observación sin juicio del momento presente. Es una aproximación más sencilla a la meditación, algo así como «el calentamiento», ya que la atención plena es una condición necesaria para la meditación. 
  • Meditación trascendental. Consiste en la repetición de un mantra para inducir un estado profundo de relajación. El canto gregoriano y otras formas de canto u oración pueden considerarse también una forma de meditación a través de la repetición de sonidos, frases, mantras o palabras.
  • Meditación en movimiento. Incluye prácticas como yoga, tai chi y actividades físicas que requieren concentración y fluidez, como correr o caminar.
  • Meditación creativa. Enfocada en el arte y la escritura como medios de expresión y exploración personal. 
  • Meditación activa. Se refiere a la práctica de llevar atención plena a tareas diarias como cocinar o limpiar.
  • Meditación sensorial. Implica centrarse en los sentidos, como escuchar música conscientemente o saborear los alimentos con plena presencia.

Cada persona puede encontrar la técnica que mejor se adapte a su estilo de vida, sin necesidad de forzarse a practicar una meditación tradicional si no se siente cómoda con ella.

Otras formas de meditar que pueden ser para ti

Formas de meditar

Aunque a todos nos encantaría sentarnos en la postura del loto y quedarnos quietos y en silencio durante horas, a veces simplemente intentar meditar sentados en una silla ya es un reto demasiado exigente para mucha gente. Si has levantado la mano, aquí tienes otras opciones fáciles para conseguir estados meditativos que aumenten tu paz y bienestar. 

Correr: un estado de meditación en movimiento

El escritor Haruki Murakami, en su libro De qué hablo cuando hablo de correr, describe la experiencia del running como un acto de meditación en sí mismo. Al mantener un ritmo constante y enfocarse en la respiración y el movimiento, la mente se despeja y se alcanza un estado de claridad mental similar al de la meditación tradicional.

Mientras corres, los pensamientos fluyen libremente sin que nos aferremos a ellos, y la repetición del movimiento genera una sensación de estabilidad y calma. Este tipo de meditación activa no solo entrena la mente, sino que también fortalece el cuerpo y la resistencia emocional.

Pintar y crear: fluir con los colores

El arte, cuando se practica con total presencia, es una de las formas más efectivas de meditación. Al pintar, dibujar o esculpir, la mente entra en un estado de flujo, donde el tiempo parece desaparecer y nos sumergimos completamente en la experiencia.

La concentración en los trazos, los colores y la expresión personal ayuda a calmar la mente y reducir el estrés. Para quienes buscan una forma sencilla de meditar a través del arte, colorear mandalas puede ser una opción accesible y relajante.

Escribir: meditar a través de las palabras

La escritura también puede convertirse en un acto meditativo. Llevar un diario de gratitud, escribir reflexiones personales o simplemente dejar fluir los pensamientos en papel ayuda a liberar emociones y aclarar la mente.

La escritura consciente nos permite conectar con nuestro mundo interior sin juicios ni censura, transformando el acto de escribir en una poderosa herramienta de autoexploración y sanación emocional.

Caminar: un paseo hacia la calma

Meditar caminando es una práctica utilizada durante siglos en tradiciones budistas. Consiste en caminar lentamente y con plena consciencia de cada paso, la respiración y el entorno.

Este ejercicio no solo ayuda a centrar la atención en el presente, sino que también mejora la conexión con el cuerpo y la naturaleza. Caminar al aire libre, además, favorece la relajación y la oxigenación del organismo, siendo una opción ideal para quienes buscan una forma sencilla de meditar sin quedarse quietos.

Cocinar: meditación entre fogones

Para quienes disfrutan de la cocina, cocinar puede convertirse en una experiencia meditativa y sensorial. Picar ingredientes, mezclar sabores y observar el proceso de transformación de los alimentos con plena atención ayuda a generar un estado de concentración y calma.

Además, la cocina consciente al enfocarse en los aromas, texturas y sabores, nos permite desarrollar una relación más saludable con la alimentación y disfrutar de cada comida con mayor gratitud y presencia.

Jardinería: conectar con la naturaleza

El acto de plantar, regar y cuidar un jardín es otra forma de practicar la meditación en movimiento. La jardinería nos ayuda a conectar con la naturaleza, reducir el estrés y fomentar la paciencia y la gratitud.

Pasar tiempo al aire libre, sintiendo la tierra y observando el crecimiento de las plantas, genera un efecto relajante y mejora el estado de ánimo. Para quienes buscan una forma de meditar en contacto con la naturaleza, la jardinería es una excelente alternativa.

La meditación es un entrenamiento mental que ayuda a cultivar la atención plena y el bienestar, y no se limita a estar sentado en silencio. Integrar prácticas meditativas en actividades cotidianas puede hacer que la meditación sea accesible para todos.

Desde correr hasta pintar, escribir o cocinar, cada persona puede encontrar su propio camino hacia la calma y el equilibrio. Lo importante es experimentar y descubrir qué actividad te permite desconectarte del ruido mental y estar plenamente presente.

Incluso dándote un baño relajante, escuchando música o realizando pequeñas tareas con atención plena, puedes disfrutar de momentos meditativos. Incorporar estas prácticas en tu día a día te aportará paz, claridad mental y bienestar, que todos necesitamos hoy en día.

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