Blog Paleobull


El déficit de atención con hiperactividad no es solo cosas de niños. De hecho, hay muchos adultos que lo padecen y ven afectada su calidad de vida sin saber por qué. Por no hablar de la sobreestimulación a la que estamos sometidos la mayoría de nosotros en nuestro día a día y que puede hacer que nuestro sistema nervioso acabe colapsando.


Está claro que nuestra salud mental se alimenta de paz, calma y una actitud positiva, pero eso no quiere decir que no podamos enfadarnos nunca. Es más, enfadarnos puede ayudarnos incluso a gestionar nuestras emociones al no quedarnos con sentimientos que, al no ser expresados, pueden llegar enquistarse, produciéndonos frustración, tristeza y malestar.

Sentirnos agradecidos, agradecer habitualmente todo lo que ya somos y todo lo que tenemos en lugar de centrarnos en lo que aún no hemos conseguido, puede cambiarnos la vida. De hecho, llevar un diario de agradecimiento es algo que recomiendan muchos psicólogos y terapeutas, sobre todo cuando estamos metidos en un bucle de negatividad, cuando no nos valoramos lo suficiente, cuando nos comparamos con los demás o no nos sentimos felices.

El síndrome del impostor, una compleja sombra que se cierne sobre la autoestima y la confianza en uno mismo, se manifiesta como una duda persistente acerca del propio valor y potencial. Este fenómeno, caracterizado por la sensación de no merecer el éxito alcanzado y el constante temor a ser descubierto como un "fraude", puede convertirse en una fuente silenciosa de sufrimiento para aquellos que lo experimentan.