Blog Paleobull
Prácticamente todos hemos crecido disfrutando en nuestra infancia, aunque seguro que unos más y otros menos, de los vasos y tazones de leche. Por sus propiedades nutricionales se consideraba que la leche era un alimento imprescindible en las etapas de crecimiento y desarrollo de los más peques.
Pero desde hace ya algunos años su posición de «alimento rey» está siendo cuestionada. Y la realidad es que el consumo de leche ha descendido en España un 25% en los últimos 20 años. En algunos casos habrá sido por el aumento de la intolerancia a los lácteos y en otros por un simple cambio de gustos. Esto ha provocado la proliferación en el mercado de alternativas no lácteas.
Existe una idea extendida en nuestra sociedad de que a partir de cierta edad cumplir años conlleva la pérdida progresiva e irremediable de la masa muscular. Pero, ¿realmente es así? Y si lo es, ¿se puede frenar?
Efectivamente, uno de los principales retos al que nos enfrentamos con la edad es la pérdida de masa muscular o sarcopenia. No obstante, cumplir años no tiene porqué ser una sentencia irrevocable. Es más, todos conocemos a alguien por el que «no pasan los años» y a pesar de la edad conserva sus capacidades físicas en buen estado.
A continuación veremos cuales son las principales causas y los factores de riesgo de la sarcopenia, y mencionaremos las mejores estrategias para mitigar su impacto negativo.
El mindfulness y las técnicas para cultivar la presencia también se puede aplicar a la alimentación. Prestar atención y consciencia plena al acto y a la experiencia de comer, es una forma saludable de alimentarte y una herramienta que se encuentra al alcance de todos.
Estas técnicas son conocidas como mindful eating o alimentación intuitiva, dónde se come escuchando las señales de cuerpo. Por tanto, no se trata de una dieta, sino de estar pendiente de los hábitos alrededor del acto de comer, más que de lo que comemos en sí.
Más allá de planificar una dieta, estas tendencias nos invitan a observarnos e ir entendiendo las señales del cuerpo. Nuestros ancestros así lo hacían y aún hoy en día lo podemos observar en los niños: comen cuando en realidad tienen hambre, escuchando las señales del cuerpo, sin ser perturbados por estímulos externos. Pero la mayoría de nosotros estamos desconectados de nuestro cuerpo y no oímos sus señales y, en su lugar, nos regimos por un calendario de comidas establecido.
Seguramente en algún momento de tu vida te habrás preguntado si debes donar sangre, o quizás ya lo has hecho en alguna ocasión. Si aún no te lo has planteado, aquí te contamos como ese simple gesto solidario ayuda a salvar vidas.
La Cruz Roja lo plantea de manera simple: «La sangre es necesaria para salvar vidas en tiempos de emergencia y para sostener la vida de las personas con afecciones médicas, como leucemia, talasemia y trastornos hemorrágicos, así como de pacientes que se someten a cirugías importantes. Para muchos pacientes, los donantes de sangre son su sustento. Una unidad de sangre puede salvar tres vidas».
Definitivamente el mindfulness es una práctica que ha llegado a nuestras vidas para quedarse. El estar realmente presentes es una búsqueda continua en los que deseamos una vida saludable y cada vez más entendemos que no hay mejor momento que el ahora.
Porque de eso se trata. El mindfulness nos enseña a vivir en el momento, saborearlo, sentirlo con todo nuestro cuerpo y con esto, dejar de lado las angustias del pasado y las preocupaciones del futuro. No es que no existían pero mientras más centrados estemos en el presente, de mejor forma aceptaremos lo que pasó y lo que viene en nuestras vidas.
Todos somos conscientes que la exposición prolongada a una situación de estrés es perjudicial para la salud. Pero en pequeñas dosis el estrés puede tener el efecto contrario, y no ser dañino sino hasta beneficioso. Esto sucede gracias a la hormesis.
El concepto de hormesis hace referencia a las adaptaciones beneficiosas que los seres vivos realizan para sobrevivir a las situaciones adversas que soportan, debidas a los cambios que el medio ambiente que les rodea sufre constantemente.
Esto más allá de un concepto que pueda ayudarnos a entender cómo evolucionamos hasta los seres que somos actualmente, también tiene que ver con nuestra capacidad de adaptación a situaciones que no son las ideales y como nuestro organismo realiza los cambios necesarios para afrontarlas.