Blog Paleobull
Desde que somos pequeños nos enseñan que las vitaminas son esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo y que la carencia de alguna de ellas puede ser el origen de un sinfín de enfermedades.
El aporte de las vitaminas gracias a los alimentos que ingerimos es fundamental para gozar de buena salud. No obstante, en el caso de una de ellas puede que no sea suficiente. Nos estamos refiriendo a la vitamina D.
La vitamina D se puede obtener de tres formas: con los alimentos, con los suplementos o a través de la piel, ya que nuestro cuerpo la produce después de exponerse al sol. Y es justo en este último punto donde residen las principales carencias. No nos exponemos lo suficiente a la luz directa del sol. Los inviernos, el uso continuo de protectores solares y largos períodos sin recibir los rayos directos del sol, hace que bajen los niveles de vitamina D en nuestro cuerpo.
El confinamiento que hemos vivido durante el estado de alarma ha sido una situación única que nos cuesta entender y racionalizar. Al pensar en esta pandemia, nos damos cuenta de que la realidad termina siendo muchas veces más dura que cualquier escenario que nuestra imaginación puede crear. Durante el periodo de encierro nuestra vida cambió drásticamente de la noche a la mañana.
Hemos vivido un escenario insólito, estar encerrados en casa. Todos hemos cumplido con la norma de permanecer en casa y salir sólo para los necesario. Algunos han continuado con su trabajo desde sus casas y otros profesionales -como el personal sanitario, de limpieza y quienes trabajan en servicios de primera necesidad- han seguido en sus puestos habituales. Pero la gran mayoría de nosotros, acostumbrados a ver nuestro hogar sólo como un lugar donde descansar, hemos hecho de nuestras casas nuestra única realidad durante el confinamiento.
Caer entre los brazos de Morfeo es una de las actividades que realizamos de manera natural y que no le damos la importancia que tiene, hasta que nos falta. Una noche de mal sueño puede hacernos trastornar el día. Pero el sueño tiene muchas más funciones que simplemente descansar.
Claro, podríamos decir que el descanso es la principal. Pasar una noche sin dormir es asegurarnos un día con malestar. No nos concentramos, tenemos que recurrir a litros de café para empezar a funcionar medianamente bien y hasta el humor nos puede cambiar. Así sea por diversión, por angustia, por trabajo, el dormir poco actúa de manera negativa en nuestro cuerpo.
No es un secreto que la falta de sueño tiene un impacto negativo en tu salud. Sabes que debes dormir más para lograr un balance, pero el problema es muchas veces cómo lograrlo. En este artículo te damos unas técnicas que van un poco más allá el clásico «acuéstate en tu cama y cierra los ojos».
Si bien esa recomendación sería la que idealmente deberíamos seguir, no es tan sencillo. Entre el trabajo y, las actividades y preocupaciones del día a día, muchas veces llegamos a la cama cansados pero nos cuesta dormirnos. O nos desvelamos y las pocas horas que dormimos no nos hacen sentir recuperados.
Pero no todo está perdido. Hay algunas recomendaciones básicas que te podemos dar que puede que hagan de tu noche, un dulce descanso de verdad.
¿Es hacer ejercicio descalzo una buena idea? Pues muchos opinan que sí. El barefoot training y el entrenamiento con calzado minimalista es una opción que está a tu alcance para que pruebes y experimentes en primera persona sus beneficios.
Actualmente hay toda una industria dedicada al diseño de zapatillas de deporte cada vez más específicas para distintas disciplinas. Y a la par de toda la tecnología y diseño, nos encontramos con la contra parte: entrenar descalzos o con calzado minimalista.
El barefoot training no es nada nuevo. Se ha realizado en realidad desde que somos humanos. Y es que el correr -como actividad recreativa, no cuando nuestros ancestros huían de los depredadores- se empezó a practicar en la antigua Grecia descalzo o con zapatos de suela muy fina. Y esta práctica todavía es común en algunos lugares como Kenia y en el norte de México.
¿Habéis escuchado del efecto positivo que tienen ciertos procedimientos o medicinas, que sin valor científico le aportan beneficios a la salud de las personas? De este truco mental es de lo que hablamos cuando nos referimos a efecto placebo.
El placebo, es todo aquello que puede parecer un tratamiento médico real -pastillas, inyecciones o protocolo- pero que no lo es. Estos no tienen ninguna sustancia activa que pueda afectar directamente la salud. Se usan principalmente para entender el efecto de una droga o tratamiento en una situación particular.
Se utilizan en estudios controlados donde algunos individuos reciben el medicamento real mientras que otros, reciben el placebo y así se observan las reacciones. Vale destacar que entre los participantes del estudio, no saben cuáles reciben el medicamento y cuales el placebo.