¿Te cuesta concentrarte en tu día a día? ¿Estás en un momento intelectualmente muy exigente? ¿Necesitas enfocarte más en tu trabajo o en tus objetivos? ¿Te falta motivación? La clave para rendir más física y mentalmente, para hacer tus tareas diarias con ganas y energía, para concentrarte de verdad en lo que te importa y vencer la pereza, puede estar en lo que haces al levantarte, en tus rutinas matutinas.
No es lo misma levantarnos a toda prisa, salir corriendo al trabajo y empezar el día con estrés, que hacerlo con calma y conciencia, y con los objetivos y prioridades de ese día claros desde que nos podemos en marcha. Es decir, con foco, energía, motivación, serenidad, alegría y dominio de nosotros mismos. Porque tener ya en mente los objetivos que queremos cumplir ese día, nos va a poner en el camino de la acción, nos va a evitar perder tiempo y energía, y nos va a aportar confianza y seguridad en nosotros mismos. Que consigamos cumplir esos objetivos no será lo realmente importante, sino intentarlo, dar lo mejor de nosotros mismos, independientemente del resultado.
8 rutinas matutinas para mejorar tu bienestar y productividad
De como empieces el día dependerá, en gran medida, como lo termines. Hay muchas cosas sencillas, sin coste y al alcance de tu mano para empezar el día con foco, motivación y energía. Antes de contártelas, te adelantamos que tu mañana empieza la noche anterior.
1. Prepárate la noche antes
Procura cenar pronto y ligero, dejar preparadas las cosas que puedas del día siguiente (la ropa que te vas a poner, la bolsa del gym, la mesa para el desayuno, las cosas de los niños) y acostarte antes.
En la cama, haz algunos estiramientos, una pequeña meditación o tómate algunos minutos para agradecer todo lo positivo que ha ocurrido en tu día. Así te acostarás en calma y dormirás mejor.
2. Levántate antes
La famosa frase «a quien madruga Dios le ayuda», tiene mucho más sentido de lo que imaginas. Las horas de la mañana (entre las 6 am y las 10 am) son las que nos aportan más claridad y frescura mental, en las que tenemos más energía física y somos más productivos. Por eso es el momento ideal para las tareas más exigentes, sobre todo intelectualmente.
Es importante que intentes acostarte y levantarte siempre a la misma hora. Irte a la cama pronto, hacer una bajada de estímulos, y darle prioridad al sueño y al descanso frente a otras actividades, te aportará descanso y orden mental.
3. Decide tus tareas y objetivos
Hazlo antes incluso de levantarte de la cama. Desde que suene el despertador, tómate entre 5 y 10 minutos para despertarte poco a poco, estirar el cuerpo, respirar de forma consciente y dedica unos minutos para decidir qué tareas vas a abordar y en qué orden, qué objetivos tienes para ese día. Visualízate afrontándolos con ganas, alegría y energía, sin dudar de tus capacidades y dando por hecho que los vas a cumplir.
Puedes añadir incluso algún mantra o frase motivadora. Si tienes tiempo y te apetece, puedes poner tu planning del día por escrito e ir tachando tareas después. También es importante que antes de salir de casa consultes tu agenda para asegurarte de que no se te pasa nada importante.
4. ¿Meditas?
Si ya te has iniciado en esta práctica o te llama la atención, nada mejor que unos minutos de meditación por la mañana para estabilizarte y enfocar la mente, para comenzar el día con el sistema nervioso en equilibrio y lleno de calma y serenidad.
Puedes hacerlo utilizando meditaciones guiadas, hay muchas para trabajar el enfoque o específicas para hacer al levantarnos. Hay un montón de aplicaciones que te ayudarán.
5. Higiene personal y outfit
Darte una ducha por la mañana, lavarte los dientes, arreglarte y cuidar tu aspecto físico te hará salir de casa con mucha más motivación y confianza. Hazlo por los demás y por ti. Cuanto mejor te sientas en tu piel, mejor afrontarás tus tareas diarias.
Atención al color de la ropa que utilizas, porque puede hacerte sentir gris o triste, o aumentar tu energía. La falta de aseo y el descuido personal implica dejadez, y la dejadez no es buena amiga de la motivación.
6. Hidrátate bien antes de empezar el día
Antes de llevarte algo a la boca o de hacer ejercicio si esta es tu rutina mañanera, ¡bebe agua! Tu cuerpo, tus intestinos y tu cerebro necesitan hidratarse después de tantas horas de sueño. Tomar un vaso de agua tibia en ayunas te ayudará a preparar tu sistema digestivo para los alimentos que recibirá después y te facilitará el ejercicio en ayunas.
7. Ejercicio matutino
La mañana es ideal para hacer ejercicio, ya que tienes más energía y te ayudará a liberar endorfinas, lo que te hará empezar el día con mucha más motivación, fuerza y energía. Uno de los beneficios si entrenas en ayunas después de haberte hidratado, es que aumenta la oxidación de grasa más que si entrenas después de haber comido.
Por la mañana, la actividad física también potencia la claridad mental y el foco, y nos protege del estrés.
8. Desayuna rico y sano
Lo más conveniente es esperar al menos 12 horas para romper el ayuno nocturno. Si te levantas antes, puedes empezar con agua y luego seguir con infusiones o café antes de ingerir algo sólido. Es importante que tu desayuno sea sano e inteligente, que te aporte energía de larga duración: incluye cereales integrales (la avena es una gran elección), proteínas de calidad (huevo, fiambre natural, lácteos), grasas saludables (AOVE, aguacate, frutos secos) y fruta fresca.
Una vez cumplidas todas estas rutinas, lo único que te queda ya es respirar hondo, mirarte al espejo y motivarte con alguna afirmación positiva. A todos nos viene bien y nos refuerza la autoestima recordarnos lo válidos y capaces que somos. Ten en cuenta que tu subconsciente se cree todo lo que le dices, así que alíate con la repetición de lo que a ti te interese. ¿No te va lo de las afirmaciones? Escucha algún podcast que te motive o te inspire mientras te preparas por la mañana, la diferencia puede ser inmensa.
¿Se parecen las rutinas matutinas que te hemos descrito a las tuyas? ¿Haces algo especial por la mañana para preparar tu día o al menos para sentirte bien? Si no es así, te recomendamos probarlo durante una semana y, si es posible, durante 21 días. Estos pequeños hábitos pueden suponer un verdadero punto de inflexión en tu vida que marque la diferencia entre luchar contra tu día a día o aliarte con él, disfrutarlo y aumentar tu productividad.