Si te cuesta concentrarte en tus tareas laborales, si sientes malestar o irritación hacia tus compañeros o jefes, si tienes falta de ilusión y motivación, si sientes que no tienes energía para trabajar, si sufres cansancio crónico y tienes un alto nivel de frustración, si para ti trabajar se está convirtiendo en un suplicio que incluso está afectando a tu salud física y mental, es muy probable que estés sufriendo el, «síndrome de desgaste profesional», «síndrome del trabajador quemado» o burnout, lo cual te estará llevando a un estado de muy baja productividad.
Los expertos califican este síndrome como un tipo de estrés crónico producido por el agotamiento físico y mental derivado del trabajo y el entorno laboral. Y no solo afecta a muchas más personas de lo que pensamos y desearían las empresas, sino que va en aumento. Según el III Observatorio del Instituto Adecco, el 53,4% de las empresas españolas señala que el riesgo de padecer el síndrome del trabajador quemado creció en 2023 y también son más las empresas que consideran que entre el 25% y el 50% de sus empleados sufre trastornos psicológicos como ansiedad, depresión o estrés postraumático.
Y es que, si no se le pone remedio, el burnout puede ser la causa de problemas mentales graves, como la depresión. Por eso es especialmente importante que sepas si sufres este síndrome más allá de los típicos picos o épocas intensas de trabajo que todos podemos tener. ¿Una pista? Si cuando vuelves de vacaciones no has recuperado ni la energía ni la motivación, y solo sientes que necesitas otras vacaciones, sigue leyendo.
Causas del síndrome del trabajador quemado
La sobrecarga de trabajo, la presión del tiempo y los plazos, la dificultad para conciliar vida laboral y personal, el mal ambiente de trabajo, el acoso, el trato difícil con clientes, pacientes o alumnos, son algunas de las causas de este fenómeno, que puede llegar a mermar gravemente el bienestar de quienes lo padecen. El aumento de la digitalización en las empresas también puede ocasionar nuevas variantes de estrés como el tecnoestrés y la tecnofatiga.
Existen diferentes pruebas que puedes encontrar en internet para identificar el burnout. Resumiéndotelos, aquí tienes cinco factores que suelen propiciar la aparición de este síndrome:
- Falta de control. Si sientes que no puedes hacer nada para combatir lo que te está ocurriendo, que no puedes abordar las tareas que tienes cada día o cambiar tu situación laboral.
- Conflicto de valores. Cuando tus valores y principios chocan con los de la empresa y te surge un conflicto interno que no puedes resolver.
- Pocas recompensas. Cuando te matas a trabajar y lo que obtienes a cambio es poco (ya sea dinero o reconocimiento), insuficiente o no está a la altura de tu esfuerzo y de lo que se te exige.
- Sobrecarga de trabajo. Cuando siempre tienes mucho más trabajo del que puedes abordar y además siempre es de carácter urgente.
- Injusticia y mal ambiente laboral. Esto te genera una sensación constante de estrés, estás en un entorno en el que no te sientes bien y no te ayuda.
El burnout no solo es responsabilidad de los empleados, sino de las propias empresas, que no solo deberían ser sensibles a esta situación, también adoptar estrategias para prevenirlo, intentando promover el bienestar y la salud en los entornos laborales. Uno de los aspectos en los que más pueden incidir las empresas es la conciliación, que puede mejorarse con el teletrabajo, la flexibilidad y el respeto de los horarios de trabajo.
Dicho esto, si estás sufriendo burnout, es importante que seas tú quien tome medidas, y más allá de la química, si puede ser. Porque si te está afectando este problema, seguramente también te estés sintiendo culpable y veas el cambio de trabajo como la única solución, cuando eso podría causarte incluso más ansiedad y estrés.
Estrategias para combatir el burnout laboral
Para resolver el síndrome de burnout necesitas hacerlo desde la base, mejorando todos los factores que te han llevado a ello, porque si no, volverá a aparecer de nuevo. Teniendo en cuenta los factores que habíamos señalado antes para su aparición, aquí tienes tres herramientas y varios consejos que te ayudarán a combatirlo:
1. Falta de control sobre tu trabajo
Céntrate en pequeñas tareas o en partes de tu trabajo que sí puedas controlar y resolver. También con las que te sientas en línea, lo que te ayudará también a resolver el conflicto de valores y tendrá un efecto doblemente positivo. También puede ayudarte descomponer el trabajo en pequeñas partes que puedas abordar con más facilidad.
2. Recompensa insuficiente
Si sientes que no ganas o no se te reconoce tu trabajo lo suficiente, puedes aplicar la «regla del 80-20»: enfócate en el 20% el trabajo que pueda proporcionarte el 80% del resultado. A veces abordamos la parte del trabajo más fácil porque no tenemos energía ni motivación, pero que es la que menos resultados o beneficios nos ofrece. O perdemos el tiempo con montones de tareas que nos suponen mucho esfuerzo y pocos beneficios. Concéntrate en la tarea más importante, aunque sea la más difícil, si es que te va a aportar más resultados y es la que más se acerca a tus objetivos.
3. Sobrecarga de trabajo
La clave para combatirla es la recuperación activa, como cuando entrenas y descansas con ejercicios de menor intensidad que además te ayudan a desconectar mentalmente. Mucha gente emplea técnicas de respiración, baños de frío (una ducha fría puede servir) o saunas para impactar en el cuerpo y el sistema nervioso y favorecer la recuperación para volver a ese flow productivo (el estado de flow sería lo contrario al burnout). Como esto no es tan sencillo, puedes optar por hacer pausas activas en tu trabajo: pequeños momentos de ejercicio de alta intensidad o HIIT, caminar o meditar.
Además de estas estrategias generales, hay otras tres cosas que te resultarán muy útiles para combatir el síndrome del trabajador quemado y, sobre todo, para prevenirlo:
- Escoge las tareas que más se alineen contigo. Si tienes muchas tareas difíciles por resolver o que no te agradan y puedes elegir (sobre todo si trabajas por tu cuenta), intenta escoger el trabajo que más se alinee con tus gustos y fortalezas, es decir, aquel que puedas disfrutar, porque, aunque te suponga esfuerzo, no te quemará.
- No vayas siempre al límite. Es imposible trabajar y esforzarse siempre al cien por cien, esto te llevará seguramente al síndrome de burnout. Establece límites en tu trabajo, compensa los días de mucho esfuerzo con otros más relajados, si trabajas por tu cuenta ponte unos horarios.
- Busca éxitos breves. Motívate abordando tareas que te requieran esfuerzo, que te propongas resolver, pero que sean puntuales. Esto te ayudará a aumentar tu productividad y te producirá un efecto positivo.
Como has visto, puede que tu cansancio crónico, tu falta de motivación y de ilusión, sean debidas a un burnout no identificado. Y si tienes claro que lo estás sufriendo, toma cartas en el asunto porque se trata de un problema mental importante que puede llevarte al aislamiento y a la depresión.
En lugar de fantasear con un cambio de trabajo, pon en práctica las estrategias que te hemos recomendado, porque también te servirán para descubrir si realmente tu entorno laboral es la causa de tu estado anímico o si con un cambio de perspectiva y enfoque personal se pueden solucionar. Una última recomendación: incluye en tu ruina diaria alguna práctica deportiva que te haga descargar estrés y aumentar tu energía, y pequeños momentos de meditación o autoobservación que ayuden a calmar la mente y tomar perspectiva de todo eso que te está «quemando».