Seguir una rutina diaria de ejercicios no es fácil.
Hay cientos de factores que se interponen cada día en nuestro camino, como el tiempo, la familia, el trabajo o el miedo a lesionarse.
Por suerte, hay ciertas acciones que nos pueden ayudar a superar estos escollos para ir adquiriendo poco a poco el hábito de entrenar.
En este artículo analizaremos los motivos más comunes que nos dificultan coger la rutina de hacer ejercicio y veremos qué podemos hacer para contrarrestarlos. Empezemos.
«Estoy muy ocupado y no tengo tiempo para entrenar»
El tiempo es un recurso escaso. De eso no hay duda. Un minuto perdido es un minuto que no se puede recuperar. Por eso es vital tener claras las cosas que queremos hacer cada día. Y el ejercicio debe ser una de ellas.
Te será más sencillo sacar algún hueco para entrenar si te apuntas en tu agenda que tienes que hacerlo. Serás más consciente del tiempo que te consumen algunas actividades y podrás reducirlo. Por ejemplo, las redes sociales o la televisión. También podrás aprovechar algunos tiempos muertos. Si trabajas con un horario partido, es posible que puedas entrenar a la hora de la comida.
«Me aburre entrenar»
Entrenar es una palabra que recoge un sinfín de actividades y deportes. Seguro que hay alguno que te gusta y puedes encontrar una gran variedad en un gimnasio y sistemas de entrenamiento muy entretenidos como el paleotraining. Practicar un deporte, sea cual sea, siempre será mejor que no hacer nada.
Por otro lado, también puedes variar las rutinas cada cierto tiempo para que no sean monótonas. Cambia de ejercicios, de recorridos y busca un grupo de personas para que se te haga más entretenido.
«Tengo que dedicarle mucho tiempo a la familia”
Cuidar de la familia y de tus seres queridos es un aspecto relacionado con la salud psicológica e incluso con la longevidad. Y no es incompatible con hacer algo de ejercicio.
Puedes aprovechar para hacer actividades en familia, como montar en bici, hacer excursiones, escalar o incluso jugar.
«El trabajo me deja agotado y no tengo ganas de nada»
En este caso, piensa en el ejercicio no solo como una forma para mejorar tu condición física sino como una vía para desestresarte, aumentar tus niveles de energía y mejorar tu umbral de fatiga. Si no madrugas mucho, puedes levantarte un poco antes y empezar el día entrenando. Verás cómo tu cuerpo se activa.
«Me da pereza entrenar»
Para encontrar las ganas de entrenar piensa en hacer cambios sencillos cada día. Como dice el kaizen: «cada día debe contener en sí la posibilidad de una mejora». Así te será más fácil progresar, tendrás menos ansiedad y evitarás la procrastinación.
Otra forma útil de vencer la pereza es buscar alguien con quien entrenar de forma que os podáis apoyar y animar.
«Me da vergüenza porque no he entrenado nunca»
Todos empezamos a entrenar en algún punto de nuestra vida. Hoy puedes estar en el punto inicial, pero en dos años estarás en un nivel mucho más avanzado. Piensa en ti y en los beneficios del entrenamiento. Mejora tu calidad de vida, tu resistencia. Ganarás confianza y te sentirás mejor. Progresa a tu ritmo y no te compares con nadie más que contigo.
«Tengo miedo a hacerme daño o tengo dolores que no me lo permiten”
Las lesiones pueden ser parte del entrenamiento, pero no tienen por qué ocurrir si se entrena con cabeza. Y de hecho son menos frecuentes de lo que puedas pensar. Además, con el entrenamiento, tus estructuras corporales se harán más fuertes y tu riesgo de lesión disminuirá. Lo realmente lesivo es no hacer nada.
Puede que tengas que empezar andando rápido o levantando poco peso. No te preocupes, pronto mejorarás.
Los dolores y lesiones previas también son un hándicap para entrenar, pero no tienen por qué comprometer totalmente tu ejercicio físico. Busca aquellas actividades que puedes hacer o a un profesional que te ayude a entrenar dentro de las posibles limitaciones que tengas. Estar parado no es una solución.
¿CÓMO ADQUIRIR UN HÁBITO DE ENTRENAMIENTO?
Veamos algunas cosas que puedes hacer para afianzar el hábito de entrenar.
- Primero hay que buscar un hueco al entrenamiento. Elige el tiempo que quieres dedicarle cada día y bloquéalo en el calendario para no ocupar ese espacio con otras tareas.
- El día anterior, apunta en tu agenda o en una libreta lo que vas a hacer en ese espacio de tiempo. Esta insignificante tarea fortalecerá tu compromiso. Cuanto más detalle, mejor.
- Pequeños cambios primero. Puedes empezar con 2 o 3 días a la semana y con unos 20 minutos. Cúmplelo durante al menos 2 meses. Con el tiempo y los resultados irás aumentando este tiempo.
- Aprovecha los días que tengas menos tareas para dedicarle un poco más de tiempo al ejercicio.
Otra cosa que te ayudará a mejorar tu calidad de vida es aumentar tu actividad diaria.
- Conduce menos y anda más. Cuando vayas al gimnasio, al centro comercial o a la escuela, oblígate a aparcar un poco más lejos para caminar más.
- Intenta coger menos el ascensor y sube por las escaleras. Si vives o trabajas en un piso elevado, sube andando al primer o segundo piso y coge el ascensor ahí. Bajar por las escaleras te costará menos y también hará que te muevas más.
EN RESUMEN
Coger la rutina de hacer ejercicio no es sencillo.
Nuestra vida está llena de responsabilidades, ocupaciones y distracciones.
Si quieres empezar a entrenar, pero te cuesta ponerte, recuerda enfocarte en los pequeños cambios. Un cambio pequeño cada día, te dará grandes resultados en un año.
También puedes hacer ejercicio en casa de forma sencilla. Te llevará menos tiempo y dinero.
Sea como sea, ve añadiendo estas ideas a tu día a día para lograr el hábito de entrenar. ¡Tu salud te lo agradecerá!