Como ya te habrás enterado, meditar debería ser una de tus actividades diarias -o al menos semanales- para incluir en tu rutina de vida más saludable. Pero es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Si eres de los que sientes que la «meditación no es para mí», lee este artículo que seguramente te puede ayudar.
Sí, la meditación es la nueva «alimentación saludable». En todas partes se habla de ella y cada vez más encontramos razones -con base científica- para practicarla. Desde la gestión del estrés hasta la ayuda que para controlar ciertas afecciones crónicas.
Pero si meditar fuese tan fácil como cerrar los ojos y simplemente recibir los beneficios, todos lo estaríamos haciendo, ¿cierto? Y es ahí dónde está el dilema: es una actividad que requiere práctica y cierta disposición para lograr perfeccionarla.
Pero no te preocupes, hay varios tipos de meditación y alguna puede serte beneficiosa a ti. Aquí te explicamos algunos de ellos que podrán adaptarse al estilo y forma de ver la vida de cada quien:
Meditación progresiva: también conocida como meditación de escaneo corporal, donde se va trabajando fijando la atención en una parte del cuerpo -pies por ejemplo- para ir subiendo e ir soltando la tensión acumulada.
Mindfulness: muy de moda actualmente, evoca el sentimiento de estar atento en el momento presente. Siendo las acciones pasadas o la preocupación por el futuro fuentes de ansiedad para muchos, el mantener el pensamiento en lo que pasa en el momento puede ayudar a calmar.
Este tipo de meditación se procura llevarla a todos los aspectos de la vida: comida, acciones que hacemos automáticas, mientras realizamos la compra del mercado, caminamos, etc.
Meditación de respiración profunda: donde se promueve en centrarnos en la respiración e ignorar los pensamientos que van llegando al cerebro.
También hay otros tipos de meditación, como la guiada, zen, basadas en prácticas de yoga (Kundalini, Vipassana), etc.
Pero hay otras actividades en tu día a día que pueden traerte los mismos beneficios de la meditación y que quizás ya lo estás realizando sin darte cuenta. Ciertas tareas cotidianas, como realizar manualidades o la práctica de ciertas aficiones, pueden lograr en tu cerebro efectos similares a la meditación.
Este fenómeno fue descrito por el psicólogo Mihály Csíkszentmihályi como «fluidez». Conocido en inglés como «flow» es el estado que una persona se concentra completamente en una actividad, que logra que pierdas hasta la noción del tiempo y te concentres únicamente en lo que estás haciendo.
Esta teoría -llamada del Flow o de la experiencia óptima- fue publicada por Mihály Csíkszentmihályi en un artículo del Journal of Humanistic Psychology en 1975. Este estado de abstracción lleva a la persona a una sensación de paz, placer donde los pensamientos y movimientos suceden unos a otros sin pausa.
En un artículo publicado en la CNN hablan justamente de los beneficios de hacer manualidades para aquellos que sufren de estrés crónico, depresión y ansiedad.
Las conclusiones se extraen de un estudio realizado a 3.545 tejedores en el que se les preguntó acerca de su felicidad. El 81% respondió que se sentían más felices después de tejer y más de la mitad afirmaron sentirse muy felices.
Y esto es por el efecto que tienen estas actividades -donde nos concentramos y sentimos que nos perdemos en ellas, sin sentir molestias y olvidándonos del entorno- que se enmarcan en la teoría de la fluidez del Dr. Csíkszentmihályi.
También porque los movimientos repetitivos de actividades como tejer, señalan en el artículo, activan el sistema nervioso parasimpático que ayuda a disipar el sentimiento de «lucha y huida» iniciado por el sistema simpático, como respuesta a la ansiedad.
Y por eso es cada vez más común ver clubs de tejido, costura, quilt, y scrapbook. No sólo por la interacción social -que obviamente trae miles de beneficios a tu cerebro- sino porque el concentrarte en estas actividades, puede traerte no sólo distracción, sino también un poco de paz.
¿Tienes un hobby al cual te gusta dedicarle tiempo? Pues te incentivamos a que lo sigas cultivando.
¡Tu salud te lo agradecerá!
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