Actitud positiva

Cómo mantener una actitud positiva en tu día a día

Si buscas la fórmula o el secreto del estado de felicidad permanente, en este artículo no lo vas a encontrar. Y seguramente en ningún libro, lugar, curso, terapia, coach o gurú. La necesidad u obligación de ser felices todo el rato es una utopía esclavizante. Lo que sí podemos, y está al alcance de cualquier persona, es vivir con presencia, con paz, con una sensación de serenidad, bienestar y contento interior que nos hagan estar en armonía con nosotros mismos y con nuestro entorno.

Necesitaremos una buena gestión de nuestros pensamientos y emociones, reiniciando nuestra mente para instalarnos en el pensamiento positivo en lugar del rumiante y negativo. Vivir con una actitud positiva será lo que nos permita valorar lo que ya somos y lo que ya tenemos, en lugar de centrarnos en la carencia.

Nos permitirá disfrutar de muchos más momentos de felicidad porque seremos capaces de ver el vaso medio lleno y no medio vacío. Nos motivará y nos moverá a perseguir nuestros deseos y objetivos. Porque enfrentar la vida con una actitud positiva refuerza la autoestima, la confianza en uno mismo y potencia nuestras capacidades.

¿Se puede aprender a pensar en positivo?

Psicología Positiva

Esta es la base de la psicología positiva, una corriente dentro de la psicología impulsada por el psicólogo y escritor estadounidense Martín Seligman, que la define como «el estudio científico de las experiencias positivas, los rasgos individuales positivos, las instituciones que facilitan su desarrollo y los programas que ayudan a mejorar la calidad de vida de los individuos, mientras previene o reduce la incidencia de la psicopatología».

La psicología positiva estudia los aspectos que influyen en el bienestar de las personas, y desarrolla herramientas para que podamos aprovechar nuestras fortalezas personales y ser más felices. El optimismo y la actitud positiva son conceptos fundamentales para la psicología positiva, ya que se trata de actitudes (ojo, porque aquí tienes una clave: las actitudes siempre pueden cambiarse) que tienen un gran impacto en nuestra salud física y mental.

El pensamiento positivo busca incluso lo bueno dentro de lo malo, relativizar los problemas y tomarlos como oportunidades de aprendizaje. Y es que en los momentos críticos es precisamente cuando tener una actitud positiva nos ayudará a jugar mejor nuestras cartas e incluso a ver oportunidades donde los demás solo ven problemas.

El primer paso es empezar a darte cuenta de tus pensamientos irracionales y negativos para poder detenerlos y cambiarlos por otros más amables, racionales y positivos. Otra clave es revisar tu vida y darte cuenta de si estás basando tu felicidad en el tener, en cosas efímeras que te proporcionan una felicidad momentánea. También es importante que detectes la queja, el victimismo y la crítica, enemigas frontales de la actitud positiva.

Ya te hemos adelantado tres cosas que empezarán a provocar un cambio en ti, pero vamos a darte aún más pistas para pasarte al lado positivo de la vida.

La tiranía de la felicidad permanente

Industria de la felicidad

Tener una actitud positiva no tiene nada que ver con intentar estar siempre felices, pase lo que pase, con evitar los problemas o tragarnos las emociones tristes o negativas. Es decir, con intentar «mantener siempre el tipo» aunque estemos hechos polvo. Y es que últimamente parece existir una especie de imposición social que nos obliga a estar bien constantemente. El máximo exponente de este fenómeno serían las redes sociales, con sus irreales e inalcanzables imágenes de felicidad permanente, de personas todo el tiempo sonrientes y perfectas que parecen no tener nunca un mal día.

Incluso podríamos decir que existe una auténtica «industria de la felicidad» potenciada a través de una evidente avalancha de libros de autoayuda llenos de recetas para conseguir la felicidad y el bienestar permanentes. Algo no solo imposible, sino también indeseable. La temporalidad es inherente al concepto de felicidad, ya que se trata de un estado, de una sensación que además varía de una persona a otra.

De ahí que estar buscando continuamente estímulos que nos proporcionen felicidad no solo sea insano, sino utópico y agotador. Todos nos sentimos mal algunas veces, tristes, bajos de energía o preocupados, es absolutamente normal. Lo importante es hacer una buena gestión de estos estados emocionales, no intentar sustituirlos a toda cosa por una felicidad impostada.

Tenemos que permitirnos vivir nuestras emociones, sean cuales sean, porque esto nos hará también disfrutar más de los momentos de felicidad. Lo que sí podemos intentar mantener de forma constante es una actitud positiva.

El psicólogo David Salinas lo explica muy bien en La dictadura de la felicidad, un libro que habla sobre el agotamiento y la presión que puede suponernos intentar ser y mostrarnos siempre felices, y cuyo mensaje es que para ser felices también tenemos que aprender a ser infelices cuando toque.

Claves para tener una actitud positiva ante la vida

Claves para tener una actitud positiva ante la vida

Huyendo siempre de esa falsa idea de felicidad permanente o exaltada que tanto nos va a defraudar por lo efímera, aquí tienes algunas claves para empezar a cultivar una actitud más positiva ante la vida:

Detecta los pensamientos negativos

Sobre todo, si son recurrentes en ti. Indaga de dónde vienen, por qué piensas ese tipo de cosas acerca de ti y de la vida. Haz una lista de tus pensamientos negativos y desvalorizantes más habituales y pon al lado un pensamiento positivo que haga de contrario.

Por ejemplo: «no soy de las personas que emprenden, no sé hacerlo, no me va a ir bien» frente a «voy a intentar emprender, no pierdo nada por intentarlo, me merezco mejorar y puedo hacerlo».

¿Otro ejemplo? «Quién me va a querer, no valgo lo suficiente» frente a «me quiero y merezco que me quieran, tengo mucho que ofrecer. ¿Más? «No pudo, no sé hacerlo» frente a «voy a intentarlo y a dar lo mejor de mí pese al resultado».

Haz una lista de logros

Cuando sientas baja tu autoestima y te cueste pensar en positivo, haz una lista de todos tus logros vitales y léela siempre que tengas baja la moral. Seguro que tu lista será mucho más larga y sorprendente de lo que imaginas.

Rebate tus propios pensamientos

Ante ideas del tipo «Me ha dejado porque no valgo lo suficiente y nadie me va a querer», pregúntate cosas como: «¿apostarías tu sueldo del mes a que nunca más vas a volver a estar con nadie?», o «¿firmarías un documento que atestiguase que pasarás el resto de tu vida solo, que jamás volverás a estar con nadie?». Si te das cuenta, la mayoría de los pensamientos negativos carecen de fundamento y realidad, y son muy fáciles de desmontar.

Deja de lamentarte y pasa a la acción

No hay nada más negativo e improductivo que perder el tiempo lamentándote del pasado, de algo que ha ocurrido o de lo que no tienes. Si te centras en valorar y disfrutar lo que ya tienes, la sensación de abundancia irá en aumento en tu vida. Cuando alguien te pregunte cómo estás, piensa en una respuesta positiva y evita caer en esa frase negativa o queja que tienes tan automatizada.

El victimismo y la crítica tampoco te aportan nada, todo lo contrario, te instalan en la negatividad y te convierten en una persona con una energía poco apetecible para los demás, lo que hará que atraigas más cosas negativas.

¿Y si fuera posible?

Normalmente, utilizamos la expresión «y si» en negativo: «¿Y si me despiden del trabajo?», «¿y si emprendo este negocio y fracaso?», «¿y si me dice que no?».

Una técnica muy potente para empezar a ser personas más positivas es utilizar el «y si» en positivo: «¿Y si arriesgo y me sale bien?», «¿y si le gusto a esta persona?», «¿y si lo intento y funciona?», «¿Y si dejo de quejarme y empiezo a sonreír más?». Esta es una forma muy efectiva de reprogramar nuestra mente hacia un pensamiento más positivo.

Da lo mejor de ti cuando las cosas no vayan bien

De nada te servirá quejarte, lamentarte o venirte abajo. Cuando las cosas se compliquen, no sean como tú esperas o te enfrentes a una situación difícil, intenta mantener la calma, hacer todo lo que esté en tu mano para aliviar o mejorar la situación.

Permítete vivir tus emociones y cuídate mucho. Y, si es posible, intenta aprender algo. Eso también es actitud positiva. Nunca te ancles al victimismo, la queja o el sufrimiento innecesario.

Tú eres quien dirige tu mente

No dejes que tu mente te controle a ti. No te creas todo lo que piensas, porque la mayoría de las cosas son mentira: creencias limitantes, ideas heredadas e incluso miedos que te transmite tu subconsciente para protegerte. Empieza a cuestionar tus pensamientos, a cambiarlos por afirmaciones positivas y huye de la impulsividad.

Es muy importante que no saques conclusiones ni tomes decisiones cuando no estés bien. Duerme, descansa y deja reposar las cosas para que puedas tomar distancia y relativizar. No caigas en el error de identificarte con tus pensamientos, desmonta todas esas ideas que tal vez te han inculcado desde pequeño y que te hacen vivir con miedos y limitaciones. Evita también la culpa y la autocrítica, intenta ser más amable contigo mismo y con los demás.

Rodéate de gente positiva

Este es un punto muy importante. Aléjate de las personas negativas y victimistas, esas que siempre critican, envidian y le echan la culpa de todo lo que les ocurre a los demás. Intenta rodearte de personas vitales, inspiradoras y triunfadoras de las que puedas aprender y contagiarte. Alégrate de los logros de los demás, de los tuyos propios, reconoce tus méritos y celebra la vida. Y, sobre todo, mantén relaciones sanas, evita a la gente problemática, negativa y tóxica, aunque por otro lado, este tipo de personas sueles ser buenos maestros espirituales.

Cuídate

Para tener una actitud positiva ante la vida es vital sentirte bien física, mental y emocionalmente. Y aquí tus hábitos de vida marcan la diferencia: ejercicio físico, alimentación saludable, descanso, tiempo de ocio y desconexión, meditación… Todo lo que aumente tu sensación de bienestar te ayudará a mantener una actitud más positiva.

Practica el agradecimiento

Ya hemos hablado de lo beneficioso que es practicar el agradecimiento, por ejemplo, mediante un diario o agradeciendo cada día antes de acostarnos algo positivo que nos haya ocurrido. Y es que agradecer nos hace centrarnos en lo que sí tenemos y en lo que sí somos, aumentando nuestra sensación de bienestar y alimentando nuestra positividad.

Tener una actitud más positiva ante la vida nos hace, sin duda, ser personas más resilientes y con un mayor nivel de satisfacción y felicidad. Y absolutamente todos nosotros podemos ser más positivos, no se trata de una característica genética, propia de ciertas personas o necesariamente ligada al éxito. Todo lo contrario, ser una persona positiva es una decisión personal y una actitud que se puede trabajar. Solo depende de ti.

¿Un libro que puede ayudarte? Positividad sana con Marco Aurelio, en el que encontrarás 79 preguntas sobre la vida junto a las respuestas de Marco Aurelio inspiradas en sus famosas Meditaciones, que te ayudarán a tener una actitud más positiva ante la vida.

Más artículos