que es el sibo - sobrecrecimiento bacteriano

Sobrecrecimiento bacteriano o SIBO, ¿qué es, qué síntomas tiene y cómo tratarlo?

Conocemos como microbiota a ese conjunto de microorganismos que habitan en nuestro organismo y que nos ayudan en distintas funciones vitales. Sin ellas no habría vida, son las auténticas mantenedoras del equilibrio de nuestro cuerpo, haciendo posibles todas sus funciones.

Una de las microbiotas más importantes, aunque también la gran desconocida, es la microbiota intestinal, especialmente la que se encuentra en el intestino delgado. Como órgano, uno de los grandes problemas a los que se enfrenta, es la aparición del SIBO o sobrecrecimiento bacteriano, una patología a la que le queda mucho por recorrer y de la que se necesitan más estudios científicos y medios sanitarios. Pero, ¿qué es y cómo tratarlo? ¿Puedo detectar sus síntomas y prevenirlos?

¿Qué es el SIBO?

que es el sibo

Se conoce como SIBO o sobrecrecimiento bacteriano a una proliferación o sobrecrecimiento de las bacterias que habitan el intestino delgado, especialmente de aquellas que, normalmente, no se encuentran en este órgano. 

Ya hemos visto cómo la microbiota es fundamental para el mantenimiento de nuestro organismo. Está constituida por un enorme cantidad de microorganismos, aunque los más abundantes son las bacterias. El desequilibrio en el número de las mismas puede provocar distintos problemas de salud, algunos de ellos especialmente graves.

La colonia de bacterias que suelen habitar al principio del intestino delgado suele ser inferior a 1.000/ml. En el caso del SIBO llegan hasta 100.000/ml, lo que consigue crear nuevos trastornos o empeorar cualquier enfermedad que tuviéramos antes.

Sin embargo, se trata de una enfermedad de reciente aparición en los tratados médicos, por lo que es necesario ahondar más en ella para diagnosticarla a tiempo y poner las medidas necesarias con toda celeridad.

¿Cuáles son las causas que provocan la SIBO?

¿Cuáles son las causas que provocan la SIBO?

Las causas pueden ser múltiples, aunque por hacer un resumen podríamos agruparlas de la siguiente forma:

Cirugía abdominal con complicaciones

Aunque no es frecuente, tras una cirugía en el abdomen se puede producir alguna complicación. En ello se incluyen las operaciones de estética y de pérdida de peso como el bypass gástrico. También en otras cirugías como para el cáncer de estómago o las úlceras pépticas.

Deficiente motilidad intestinal

No ir bien al aseo para depurar nuestro intestino suele traer malas consecuencias. Todo ese atasco provoca la creación de más bacterias y, por lo tanto, ayuda a que se multipliquen. Es importante consultar al médico si presentas problemas de estreñimiento frecuentemente, para así evitar males mayores.

Problemas estructurales en el sistema digestivo

Tanto dentro del intestino delgado, como todo su alrededor, puede estar sufriendo de algún problema estructural o anatómico que, hasta el momento, haya sido totalmente invisible. 

Pueden ser problemas con la válvula ileocecal, que es la que separa el intestino grueso del intestino delgado. Ella es la responsable de no dejar pasar las bacterias del grueso al delgado. Si falla aumenta el riesgo de SIBO.

Otro problema puede ser el Síndrome del asa ciega, donde parte del intestino se bloquea, creando atasco en el paso de los alimentos; y los divertículos, una especie de bolsas pegadas a la pared del intestino que, al inflamarse crean más bacterias. 

Poca producción de ácido, enzimas y bilis

Tanto el ácido clorhídrico, como las enzimas y la bilis trabajan como protectores naturales frente al viaje que realiza el alimento a través del sistema digestivo. Su misión consiste en mejorar la digestión pero, también, matar las bacterias peligrosas. Una baja producción de estos tres elementos, ayuda a la proliferación de bacterias y a la aparición del SIBO.

Algunas enfermedades y otros trastornos inmunes

En el intestino delgado se encuentran la mayor parte de nuestro sistema inmune. Por lo tanto, aquellas personas que tengan su sistema inmunitario débil están más expuestas a sufrir esta dolencia. Otras enfermedades que pueden provocarla son: la diabetes, la enfermedad de Crohn, la celiaquía, la cirrosis o la esclerodermia, entre otras muchas.

Síntomas del SIBO

sintomas del sibo

Los síntomas que aparecen no siempre están totalmente definidos, quizá por ello sea tan complicado diagnosticar la enfermedad. Sin embargo hay algunos puntos que pueden ponernos en alerta:

  • Malestar y distensión abdominal.
  • Meteorismo
  • Flatulencias
  • Cambio en la consistencia de las heces (con o sin diarrea)

Ya que se trata de síntomas muy comunes, puede confundirse con otras patologías como: la celiaquía, síndrome del colon irritable, intolerancia a la lactosa o a la fructosa y dispepsia funcional. 

Detectarla a tiempo es fundamental para que, de inmediato, se ponga el tratamiento adecuado, ya que se pueden crear problemas a la hora de la absorción de nutrientes por parte del intestino.

¿Cómo se puede prevenir el SIBO?

Por el momento no existe ninguna pauta que debamos seguir para evitar su aparición. Sí es importante que estemos atentos a la aparición de cualquier síntoma y acudir inmediatamente al médico para que nos hagan un seguimiento pormenorizado. 

El no ser diagnosticado a tiempo, puede acarrear graves consecuencias debido a la mala absorción de nutrientes fundamentales para el organismo. Es así como, la mayoría de pacientes con este síndrome presentan deficiencia en tiamina, nicotinamida, vitaminas A, D, E y B12. Todo ello hace que el paciente se sienta decaído, fatigado y con anemia. Además de todo lo que provoca una malnutrición y sus graves consecuencias.

¿Cuántos tipos de SIBO existen?

Aunque ya hemos dicho que esta enfermedad le queda mucho por andar, todavía, es cierto que se han descubierto, hasta el momento, tres tipos bien diferenciados:

  • Hidrógeno. Se da cuando hay una excesiva proliferación de bacterias.
  • Metano. Sobrecrecimiento de arqueas metanogénicas.
  • Sulfato. En vías de investigación.

¿Cuál es el diagnóstico para el SIBO?

A grandes rasgos se emplean dos métodos fundamentales:

Aspirado yeyunal

A través de un método de aspiración especial, se toma una muestra del yeyuno (zona del intestino delgado que se encuentra entre el duodeno y el íleon). Este contenido se someterá a cultivo para ir analizándolo en días posteriores. Sin embargo no suele ser exacta ya que resulta complicado tomar la muestra del lugar exacto, por lo que suele dar falsos positivos.

Test de aliento

Es mucho más cómodo que el anterior y, por lo tanto, es el más utilizado, además de tratarse de un método más económico. Consiste en analizar el aire que se ha espirado tras ingerir un determinado carbohidrato.

En un cuerpo sano este elemento se absorbe sin mayor problema, en cambio en un enfermo de SIBO aumentarán los niveles de hidrógeno, metano o sulfato, según hemos visto en los distintos tipos que se van descubriendo. Según sea la curva de cada gas, así será el diagnóstico y, por lo tanto, el tratamiento a aplicar. 

Tratamiento para el SIBO

tratamiento para el SIBO

Una vez ya hemos conseguido el diagnóstico y está claro que padecemos sobrecrecimiento bacteriano, es el momento de que nuestro médico nos aconseje las pautas que debemos seguir, tanto si es a través de tratamiento farmacológico como cambiar ciertos hábitos en nuestra vida diaria. 

Sin embargo, e incidiendo en la falta de estudios profundos sobre el tema, todavía existen ciertas discrepancias en el mundo sanitario. 

Los tratamientos más habituales son los siguientes:

Antibióticos

Los antibióticos farmacológicos no son un tema para tomárselo a la ligera, sin embargo en este caso son absolutamente necesarios, eso sí, siempre bajo la prescripción médica y en la dosis recomendada. El que más suelen prescribir los médicos es rifaximina, ya que además de ser eficaz, cuenta con pocos efectos secundarios. 

En el caso de que en las analíticas se hayan detectado alta dosis de metano, se puede combinar con la neomicina. Además se utilizan también para el síndrome de intestino irritable.

Pero también existen antibióticos naturales que, combinados con los anteriores, pueden ahondar en sus efectos. Estos son: Artemisa, berberina, boswellia serrata, aceite de orégano y extracto de hoja de olivo.

Dieta baja en carbohidratos fermentables

Los hábitos alimenticios también tendrán que sufrir un pequeño cambio. La más aconsejable es la dieta FODMAP, que consiste en eliminar los carbonatos de cadena corta como son los azúcares, almidones y fibra. También, con esta dieta, se evita otros alimentos perjudiciales como la fructosa, fructanos, galactanos, polioles y lactosa.

Probióticos y suplementos

Los probióticos suelen ser bastante eficaces, no tanto para curar la enfermedad, pero sí para mantener la microbiota equilibrada. Estudios como los de Salvador Peña han venido justificando la incorporación controlada de probióticos. Por lo que siempre se pueden aconsejar para complementar la dieta.

De igual modo sucede con los suplementos alimenticios. No podemos olvidar que una de las características del SIBO, es la nula absorción de algunos nutrientes por parte del organismo por lo que el paciente puede estar sufriendo deficiencia de algún tipo de vitamina, que bien podremos compensar con algún suplemento eficaz.

Otros datos a tener en cuenta

Otros datos a tener en cuenta para prevenir el SIBO

 

Más allá de llevar una buena alimentación y el debido seguimiento sanitario, es necesario adoptar ciertos hábitos en nuestro estilo de vida que pueden ser muy beneficiosos, evitando aquellos otros que resultan más perjudiciales. 

Estos pueden ser:

  • Un buen descanso. Dormir bien es fundamental para que nuestro intestino funcione de forma regular.
  • Fuera el estrés. Está demostrado que los altos niveles de estrés reducen la producción de ácido clorhídrico, además de aumentar la permeabilidad intestinal. No obstante, el estrés, en pequeñas dosis, puede ser beneficioso para tu salud
  • Tomar el sol, pero siempre bien protegido. Otra demostración científica es que la falta de exposición a la luz solar se asocia a diversos trastornos intestinales.
  • Actividad física suave y, a ser posible, en un entorno natural.

En resumen

Para evitar un sobrecrecimiento bacteriano es fundamental mantener en buen estado la macrobiota intestinal. 

Un buen descanso, realizar actividad física, tomar el sol con protección y pequeñas dosis de estrés pueden ayudarnos a prevenir este sobrecrecimiento bacteriano. ¡Tu salud te lo agradecerá!

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