Lo más seguro es que últimamente hayas escuchado en diversos medios de comunicación o incluso en foros de divulgación científica los términos probiótico y microbiota.
Aparecen con más frecuencia cada vez en los titulares de salud y en los anuncios de alimentos.
Ambos están íntimamente ligados y pueden desconcertar a muchos. ¿Qué es la microbiota intestinal? ¿Qué son los probióticos? ¿Son lo mismo que los prebióticos? ¿Cómo influyen en tu salud?
Es posible que te hayan contado que los yogures son una fuente de bacterias beneficiosas o probióticos. También puedes pensar que los alimentos que incluyen probióticos pueden ser caros o incluso difíciles de conseguir.
QUÉ SON LOS PROBIÓTICOS
Para aclarar las posibles dudas que pueden surgir en torno a estos «bichitos» comencemos a definir qué es la microbiota intestinal.
Este término hace alusión al conjunto de miles de millones de microorganismos que viven de una manera estable en nuestro intestino, principalmente en el último tramo, llamado intestino grueso o colon. Estas células bacterianas pueden llegar a codificar hasta 10 millones de genes. La composición de nuestra microbiota es única y depende de muchos factores internos y externos, de entre los cuales podríamos destacar la alimentación por su importancia moduladora. Una microbiota saludable es esencial para mantenernos sanos y fuertes.
Por otra parte, entendemos por probióticos «aquellos microorganismos vivos (bacterias o levaduras) que, consumidos en cantidades adecuadas, producen un efecto beneficioso sobre la salud».
También sería interesante explicar qué son los prebióticos y no confundirlos con nuestros protagonistas. Los prebióticos son ingredientes no digeribles de los alimentos, principalmente de origen vegetal, que promueven de forma selectiva el crecimiento y la actividad de las bacterias «beneficiosas», con los correspondientes efectos en nuestra salud.
En conclusión, los probióticos son los seres vivos microscópicos «buenos» que podemos ingerir a través de nuestra dieta, mientras que los prebióticos representan su fuente de alimento. Ambos, por tanto, deben ir de la mano.
BENEFICIOS DE LOS PROBIÓTICOS
Los efectos positivos de los probióticos sobre la salud son diversos y se relacionan principalmente con la producción de ácidos grasos de cadena corta como el acetato y el butirato.
Los principales efectos beneficiosos que ejercen en el hospedador humano se podrían resumir en 4 titulares:
- Defensa frente a infecciones. Las infecciones causadas por virus y bacterias patógenas o dañinas causan miles de enfermedades a diario en todo el mundo.
- Mejora de las funciones digestivas. Intervienen en la síntesis de enzimas y pueden ayudar a evitar problemas digestivos y gastrointestinales como la diarrea.
- Maduración del sistema inmune, relacionado con nuestra capacidad para combatir los virus y otras amenazas para nuestra salud que no podemos prever.
- Aliviar la inflamación sistémica que acompaña a muchas enfermedades debido a los metabolitos con efectos antiinflamatorios que generan, como el butirato.
Estudios recientes también han demostrado que los probióticos podrían ayudar a proteger contra ciertos tipos de cáncer, reducir el colesterol y mejorar las funciones del sistema nervioso central. Los probióticos podrían ayudar a combatir incluso la obesidad.
Los probióticos también pueden ser de gran utilidad en viajes para tratar la diarrea del viajero o después de tratamientos con antibióticos que dañan a nuestras bacterias intestinales.
A grandes rasgos y en función de su efecto sobre nuestra salud, podríamos clasificar a las bacterias en 2 grupos principales:
- Las bacterias denominadas «buenas» como las Bifidobacterias y los Lactobacillus, entre las cuales incluiríamos a los probióticos
- Las bacterias «malas» o causantes de patologías como podría ser Salmonella, una de la causas más comunes de enfermedades vinculadas a los alimentos en Estados Unidos y en Europa y que cada año causa millones de infecciones, hospitalizaciones y cientos de muertes.
Si quieres aprender más sobre probióticos, echa un vistazo a esta página.
DÓNDE OBTENER LOS PROBIÓTICOS
Podemos encontrar estas beneficiosas bacterias de forma natural en alimentos fermentados tan conocidos como el yogur o el kéfir. También en vegetales encurtidos en agua y sal, como el chucrut, y en bebidas fermentadas
Para obtener la dosis y viabilidad de un probiótico se deben adquirir en forma de complementos alimenticios. Esta es una forma sencilla, segura y efectiva de incorporarlos en la dieta. Con estos últimos aseguraríamos la presencia de cepas seleccionadas y las concentraciones óptimas (más de mil millones de bacterias por dosis).
Es importante recordar que el consumo de probióticos se debe acompañar de una fuente de sustancias prebióticas (fibras vegetales solubles, polifenoles…), para que los microorganismos logren asentarse en nuestro intestino, no mueran y puedan seguir ejerciendo sus funciones beneficiosas en él de forma estable.
Los prebióticos los podemos encontrar en las verduras, frutas, frutos secos, tubérculos y semillas.
EN RESUMEN
La salud de nuestro intestino y la composición de nuestra microbiota es fundamental para nuestro bienestar global, físico y mental.
La combinación de una dieta equilibrada rica en compuestos antioxidantes, la actividad física diaria adecuada a nuestras características y el consumo de probióticos (como Probull), son la receta idónea para hacer frente de manera satisfactoria a los retos diarios a los que nos enfrentamos.
Consume alimentos frescos y no procesados, huye de los productos azucarados y las harinas refinadas que no aportan nutrientes. Incluye ciertos complementos alimenticios según tus necesidades para que tus defensas y tu microbiota puedan protegerte de las amenazas externas.
El intestino es ampliamente conocido actualmente como el «segundo cerebro» así que es de vital importancia cuidarlo diariamente a través de nuestros hábitos alimenticios. ¡Tu salud te lo agradecerá!