Cuerpo y mente son aspectos muy estudiados por filósofos, científicos y biólogos.
Y sus conclusiones son bastante dispares.
En cuanto al cuerpo existe mayor consenso. El cuerpo es lo que todos vemos, la parte material que responde a las leyes físicas.
Sin embargo, en lo que a la mente se refiere, hay diversidad de opiniones. Podemos simplificarlo como un ente invisible que se relaciona con el alma, los pensamientos, las emociones y la consciencia.
Algunos formulan que la mente y la materia son entes diferentes y separados, otros hablan de ellos como un único ente indisoluble y ciertas voces incluso defienden que la mente no existe y que la consciencia es sólo fruto de la interacción de millones de interconexiones neuronales que ocurren en el cerebro al mismo tiempo.
En cualquier caso, parece claro que, de alguna forma, cuerpo y mente o consciencia, pensamientos y emociones se comunican y tienen la capacidad de influir el uno en el otro.
LA COMUNICACIÓN CUERPO Y MENTE
La comunicación entre cuerpo y mente se produce en forma de impulsos nerviosos. Los pensamientos y sentimientos generan impulsos eléctricos que causan unas reacciones bioquímicas en el resto del cuerpo.
También podría ocurrir de forma inversa, el cuerpo recibe un estímulo que genera un impulso nervioso y unas reacciones bioquímicas que pueden invocar ciertos sentimientos.
Algunos ejemplos los podemos encontrar cuando una mala noticia nos causa malestar estomacal después de comer, el dolor de cabeza que nos produce una gran preocupación o la felicidad que nos invade al superar un reto.
Pero ¿se puede influir en el desencadenamiento de estas reacciones de forma intencionada?
Aunque de forma limitada, parece que sí.
La postura corporal y las expresiones faciales están estrechamente relacionadas con ciertos estados emocionales. En consecuencia, si aprendemos a usar nuestro cuerpo en la comunicación no verbal, podemos predisponer de forma consciente a nuestra mente a las emociones y sensaciones que nos interesen.
Son muy populares los ensayos que se realizan modificando las posturas y expresiones y su relación con los pensamientos y emociones que producen.
Por ejemplo, activar los músculos faciales realizando una sonrisa predispone a sentirse más feliz y una postura relajada reduce la sensación de estrés. Al contrario, fruncir el ceño hace que el dolor se sienta más intensamente y una postura alicaída aumenta la percepción de estrés.
Debido a este nexo entre cuerpo y mente, intentar solucionar los problemas de una manera integral será mucho más eficaz. Cuando alguien está enfadado, conseguiremos poco diciéndole que piense en cosas alegres. Sin embargo, si le hacemos reír, es más probable que podamos influir en sus pensamientos.
LOS CEREBROS DE LA COMUNICACIÓN CUERPO Y MENTE
Como hemos visto, la comunicación entre cuerpo y mente se produce mediante impulsos nerviosos. Estos impulsos desencadenan reacciones bioquímicas que producen estados emocionales y sensaciones.
Muchas de estas reacciones se producen en el cerebro y en el sistema digestivo, conocido como el segundo cerebro.
Ambos están conectados y tanto uno como otro tienen la capacidad de segregar hormonas que controlan o influyen en ciertas sensaciones como el hambre, la saciedad, el cansancio o la tranquilidad. Esas hormonas tienen un gran poder sobre tus pensamientos.
Por este motivo, la forma en que comemos está estrechamente relacionada con nuestros pensamientos y nuestras emociones con nuestra alimentación.
Seguramente, hayas experimentado una pérdida de apetito ante una situación triste o que en momentos de gran estrés tenías más antojos por alimentos dulces y palatables.
CONSEJOS PARA EQUILIBRAR CUERPO Y MENTE
Hay muchas acciones que pueden influir positivamente en la comunicación cuerpo y mente y hacernos sentir y pensar mejor.
- Hacer ejercicio o alguna actividad deportiva, aunque sea ligera, segrega dopamina y serotonina conocidas como las hormonas de la felicidad. Puede que durante la actividad no te sientas muy feliz, pero posteriormente percibirás un estado de bienestar y relajación.
- Comer alimentos naturales regula nuestro aparato digestivo y las bacterias del intestino, mejorando las señales (segregación de hormonas) que produce nuestro segundo cerebro. Alimentos probióticos como el yogur o el kéfir, además, mejorarán la calidad de la flora intestinal.
- Duerme 7-8 horas al día. Durante el sueño, el organismo aprovecha para regenerarse y el cerebro se libera de toda la actividad del día.
- Da las gracias y sonríe. Como hemos mencionado, los gestos cotidianos tienen la capacidad de influir en nuestros pensamientos y percepciones.
- Conecta con la naturaleza. Otros seres vivos como animales y plantas, el aire puro y el contacto con la Tierra pueden generar reacciones bioquímicas en nuestro organismo que reduzcan el estrés y nos hagan sentir mejor.
- Meditar, practicar mindfulness o técnicas de relajación hará que te liberes por unos momentos del ruido exterior, causando un estado de paz y bienestar.
EN RESUMEN
Cuerpo y mente son partes de la misma realidad y lo que sucede en uno de ellos se refleja en el otro.
Cualquier estímulo o pensamiento puede desencadenar un torrente de reacciones bioquímicas y producir ciertas sensaciones y emociones.
Los grandes centros neuronales que regulan estas reacciones son el cerebro y el aparato digestivo. Son conocidos como los dos cerebros y están interrelacionados. Cuidar de uno significa cuidar del otro e influir positivamente en nuestras sensaciones y emociones.
Las recomendaciones de salud habituales, como una buena alimentación, hacer ejercicio y descansar, fomentan un cuerpo y mente sanos.
Además, algunas acciones conscientes como sonreír o dar las gracias también pueden influir y predisponer a nuestra mente a ciertos estados positivos. ¡Tu salud te lo agradecerá!