Modelos de personalidad

Conócete para mejorar: tu personalidad también influye en tu salud

¿Por qué hay hábitos de salud, ejercicio o nutrición que a unas personas les funcionan y a otras no? Porque no existe una fórmula única para todos. Aunque un enfoque esté respaldado por la ciencia, si no encaja con tu forma de ser, será difícil mantenerlo.

En el autocuidado también influye, y mucho, la personalidad. Conocerte es la forma más realista y sostenible de personalizar tu estilo de vida.

Cuidarte no significa seguir un patrón universal, sino encontrar lo que encaja contigo. Si tus hábitos no están alineados con lo que te mueve por dentro, te costará mantenerlos. Y eso no va de fuerza de voluntad, se trata de adaptar tu estrategia a tu manera de ver y sentir el mundo.

En este artículo te presentamos algunos de los modelos de personalidad más destacados, útiles para entenderte mejor y cuidar tu salud física, mental y emocional de forma más inteligente

Modelos de personalidad útiles para cuidarte mejor

Modelos de personalidad
No todos reaccionamos igual ante un mismo hábito. Hay quien necesita estructura y previsibilidad, mientras que otros se motivan con la variedad o la conexión emocional. Estos modelos facilitan que entiendas por qué algunos hábitos te funcionan y otros te agotan, y cómo adaptar tu estilo de vida a tu manera de ser.

Big Five: el enfoque más respaldado por la ciencia

Este modelo define la personalidad a partir de cinco grandes rasgos:

  • Apertura a la experiencia: curiosidad, creatividad, gusto por la novedad.
  • Responsabilidad (o escrupulosidad): orden, disciplina, sentido del deber.
  • Extraversión: sociabilidad, energía, expresividad.
  • Amabilidad: cooperación, empatía, generosidad.
  • Neuroticismo: tendencia a la ansiedad, irritabilidad o inseguridad emocional.

Conocer tus puntuaciones en cada uno te sirve para entender mejor cómo organizas tu vida, cómo respondes al estrés y qué tipo de rutina es más sostenible para ti.

Casos habituales:

  • Si tienes alta responsabilidad, probablemente te sientas cómodo con rutinas estructuradas, listas, horarios y planes a medio plazo.
  • Una alta apertura a la experiencia favorece que disfrutes de probar nuevas recetas, clases diferentes o practicar deportes poco convencionales.
  • Si puntúas alto en neuroticismo, es posible que te afecten más los altibajos emocionales o las críticas. En ese caso, conviene priorizar el descanso mental, la gestión emocional y entornos que aporten seguridad.

Este modelo muestra cómo adaptar tu autocuidado a lo que ya hay en ti, sin forzarte a seguir métodos que te resultan antinaturales.

MBTI: cómo gestionas tu energía y relaciones

El Indicador de Tipos Myers-Briggs clasifica 16 tipos de personalidad según la combinación de cuatro preferencias:

  • Introversión (I) / Extraversión (E): cómo recargas energía.
  • Sensación (S) / Intuición (N): cómo percibes el mundo.
  • Pensamiento (T) / Sentimiento (F): cómo tomas decisiones.
  • Juicio (J) / Percepción (P): cómo te relacionas con la planificación.

Casos habituales:

  • Un perfil INTP valora la independencia, la flexibilidad y el pensamiento abstracto. Suele sentirse incómodo con rutinas rígidas y preferir objetivos semanales en lugar de planes diarios cerrados.
  • Un tipo ENFJ disfruta del trabajo en equipo y del cuidado de los demás. Le motiva saber que su esfuerzo tiene un impacto positivo en su entorno.
  • Las personas con J (juicio) prefieren planificar, mientras que las P (percepción) fluyen mejor con cierta improvisación.

Aunque su validez científica es limitada, el MBTI es útil para reflexionar sobre cómo gestionas el estrés, tus relaciones y tu energía diaria, y ajustar tus hábitos en consecuencia.

Una versión moderna y muy popular del MBTI es el test de 16 Personalities. Parte de la misma base —los 16 tipos que combinan las cuatro preferencias clásicas—, pero añade una dimensión extra: asertivo (A) o turbulento (T).

Esta quinta letra matiza cómo se expresa cada tipo, especialmente en lo emocional. Los perfiles asertivos tienden a ser más estables y seguros de sí mismos; los turbulentos, más perfeccionistas, sensibles o reactivos al estrés. Esta variación aporta pistas útiles sobre la autoestima, la tolerancia al estrés y el estilo de afrontamiento de cada persona.

Eneagrama: autoconocimiento emocional y espiritual

El Eneagrama describe nueve tipos de personalidad, cada uno con una motivación profunda, un miedo central y unos patrones de conducta dominantes.

A diferencia de otros modelos, pone el foco en el “para qué” de tus acciones, y ofrece caminos de desarrollo personal.

  • El Tipo 1 (“el perfeccionista”) tiende a ser muy autoexigente y rígido consigo mismo. Tiene un fuerte sentido del deber y busca hacer lo correcto. Siente frustración cuando algo no está a la altura de sus altos estándares. Se siente culpable si no cumple con su rutina o si “falla”. Trabajar la flexibilidad y la autocompasión es clave para su equilibrio.
  • El Tipo 2 (“el ayudador”) se vuelca en los demás, a veces olvidando sus propias necesidades. Siente que debe ganarse el afecto ofreciendo apoyo y cuidado constante. Necesita aprender a poner límites y a reconocer que su bienestar también importa. Para cuidarse, necesita recordar que su bienestar no es egoísta.
  • El Tipo 3 (“el triunfador”) busca destacar y lograr reconocimiento a través del éxito. Tiende a medir su valía por sus logros y por cómo lo perciben los demás. A veces cae en la trampa de la hiperproductividad, dejando de lado el descanso y la autenticidad. Cultivar espacios sin exigencia de resultados le ayuda a reconectar con su esencia.
  • El Tipo 4 (“el individualista”) valora la autenticidad, la profundidad emocional y la expresión personal. A menudo siente que es diferente o que le falta algo. Tiende a experimentar altibajos emocionales intensos. Practicar la gratitud y mantener hábitos que aporten estabilidad le ayuda a equilibrarse.
  • El Tipo 5 (“el observador”) busca entenderlo todo antes de actuar. Tiende a retirarse para conservar su energía y sentirse seguro. Necesita información y control para sentirse tranquilo. Se beneficia de planes sencillos y bien explicados, que no requieran exposición social intensa. Cultivar el cuerpo y la conexión con el presente le permite salir de la sobreintelectualización.
  • El Tipo 6 (“el leal”) es prudente, comprometido y orientado al deber. Busca seguridad, tiende a anticipar riesgos y necesita apoyo externo para tomar decisiones importantes. Suele caer en la duda constante. Establecer rutinas claras, confiar en sí mismo y trabajar la calma mental es esencial para su autocuidado.
  • El Tipo 7 (“el entusiasta”) es espontáneo, positivo y busca evitar el dolor enfocándose en lo nuevo y estimulante. Le cuesta sostener la constancia y aburrirse. Para cuidarse necesita incorporar límites amables, evitar la dispersión y practicar la presencia, incluso en momentos incómodos.
  • El Tipo 8 (“el desafiador”) es fuerte, directo y protector. Teme sentirse vulnerable o controlado. Suele tomar el liderazgo, pero se tensiona por exceso de control o confrontación. Necesita espacios donde pueda bajar la guardia y trabajar la confianza en los demás, así como tener momentos de pausa o desconexión.
  • El Tipo 9 (“el pacificador”) busca la armonía y tiende a evitar el conflicto, incluso a costa de sí mismo. A veces se desconecta de sus propias necesidades para no alterar el ambiente. Le ayuda establecer hábitos que refuercen su identidad y lo mantengan activo sin desconectarse de su propósito.

Test de los colores: sencillo y práctico

Basado en el modelo DISC, el test de los colores clasifica a las personas en función de su comportamiento y forma de interactuar. Es fácil de recordar y útil para el día a día.

  • Rojo: directo, competitivo, orientado a la acción. Se motiva con retos, resultados visibles y autonomía. Necesita libertad para decidir y avanzar rápido.
  • Azul: metódico, detallista, reflexivo. Se siente cómodo con normas, estructura y análisis. Le motiva la calidad y la precisión.
  • Verde: paciente, empático, constante. Busca armonía, seguridad y relaciones estables. Necesita entornos sin tensión ni prisas.
  • Amarillo: sociable, optimista, creativo. Se activa con variedad, conexión social y nuevas experiencias. Evita la rutina estricta.

Este modelo te facilita adaptar tus hábitos en función de tu forma de actuar, comunicar y motivarte.

Casos habituales:

  • Si eres azul, necesitas entender los beneficios de un nuevo hábito antes de aplicarlo.
  • Si eres amarillo, necesites un entorno más flexible y divertido para mantener la constancia.

Modelo psicobiológico de Cloninger

Este modelo combina lo biológico, lo psicológico y lo espiritual. Distingue entre dos grandes bloques:

  • Temperamento: rasgos más automáticos y heredados (como la búsqueda de novedades, la evitación del daño o la dependencia de recompensa).
  • Carácter: aspectos más conscientes y moldeables (como la autodirección, la cooperación o la autotrascendencia).

Casos habituales:

  • Si tienes alta evitación del daño, necesitas rutinas predecibles, cambios graduales y entornos sin excesiva presión.
  • Si tienes alta autodirección, eres capaz de mantener hábitos por ti mismo, sin depender tanto del entorno.

Este modelo es útil para observar cómo se expresan tus reacciones automáticas y tu capacidad de autorregulación, y cómo ambas influyen en tu bienestar.

¿Cómo usar tu personalidad para cuidarte mejor?

Personalidad y autocuidado

Tu personalidad influye en cómo entrenas, comes, descansas o gestionas el estrés. Conocerte a fondo es clave para dejar de luchar contra tu naturaleza y empezar a cuidarte de forma más amable, realista y sostenible.

Entrenamiento, alimentación y descanso

Si tienes alta responsabilidad (Big Five), te motivan las rutinas estructuradas. Los planes fijos de gimnasio, yoga o alimentación te ayudarán a mantener la constancia. Te funcionarán mejor los entrenamientos programados y los menús semanales con poca improvisación.

Si puntúas alto en apertura a la experiencia, evita la monotonía: cambia de entrenamientos, prueba nuevas recetas o actividades al aire libre. Te motivará la variedad y es probable que disfrutes más de prácticas como el trail running, el baile o la cocina experimental.

Si eres INTP o ENFP (MBTI), necesitas flexibilidad. Mejor objetivos semanales que planes diarios rígidos. Puedes alternar días de descanso según tu energía o adaptar tus entrenamientos si ese día no encajas con una rutina fija. Valoras la libertad y la espontaneidad, incluso dentro de un marco flexible.

Si eres Tipo 1 (Eneagrama), busca equilibrio: disciplina sí, pero sin perfeccionismo. Te sientes más cómodo con estructuras claras y metas específicas. Sin embargo, es importante no castigarte si un día no cumples con lo previsto. La rigidez acaba agotándote, y una dosis de autocompasión marcará la diferencia.

Si tienes alto neuroticismo, prioriza el descanso emocional con meditación, journaling o respiración consciente. Evita planes excesivamente exigentes o compararte con los demás. Es preferible optar por actividades de bajo impacto emocional y físico, como caminar, nadar, hacer yoga o ejercicios en casa sin presión externa.

Motivación y manejo del estrés

La motivación no surge igual en todos nosotros. Algunas personas se ponen en marcha por metas claras, otras por recompensas emocionales o por la conexión con otros.

Los ENFJ (MBTI) o Tipo 2 (Eneagrama) encuentran sentido en cuidar a los demás: «si yo estoy bien, puedo ayudar más». Es habitual que se comprometan con hábitos de salud si los ven como una forma de ser más útiles o presentes para quienes los rodean.

Los más analíticos, como INTJ o Tipo 5, necesitan entender el porqué de cada hábito antes de comprometerse. Les resulta útil contar con referencias, datos, fundamentos sólidos o experimentar por sí mismos antes de integrar una nueva práctica.

Quienes tienen alta autodirección (Cloningermantienen hábitos sin supervisión, mientras que otros prefieren apoyos externos o sistemas de recompensa. Los primeros disfrutan del progreso personal como motor interno, mientras que los segundos se benefician de acompañamiento, seguimiento o retos compartidos.

En cuanto al estrés, las personas más emocionales se benefician de técnicas corporales como yoga, respiración o actividades creativas (arte, música, escritura), que les ayudan a canalizar lo que sienten. En cambio, las personas más racionales encuentran calma en el orden, la planificación o los protocolos claros, ya que les dan sensación de control.

No hay una rutina perfecta para todos

Rutinas modelos de personalidad

Uno de los errores más comunes es creer que lo que funciona a otros también te funcionará a ti. Tu nivel de energía, tu tolerancia al cambio o tu forma de decidir están profundamente marcados por tu personalidad. Por ejemplo, una dieta estricta puede ser motivadora para unos, y desencadenar ansiedad o desmotivación para otros.

Si tienes tendencia a la evitación del daño (Cloninger), te sentirás más seguro con rutinas previsibles y cambios graduales. Lo desconocido te genera tensión, así que planificar con antelación y mantener cierto control te dará estabilidad.

Si tienes alta búsqueda de novedades, te motivarán los retos y la variedad. En tu caso, la rutina demasiado repetitiva te resulta estéril o aburrida. Alternar objetivos, incorporar novedades en la alimentación o probar entrenamientos distintos te ayuda a mantener el entusiasmo.

Conocer tu tipo te ayudará a predecir cómo reaccionas ante los altibajos y a evitar el abandono ante un fallo puntual. La clave está en incorporar flexibilidad y autocompasión en tus rutinas. No se trata de hacerlo perfecto, sino de hacerlo viable.

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