Una alimentación adecuada, basada en una amplia variedad de nutrientes, es fundamental para favorecer el crecimiento y desarrollo saludable de un bebé. Durante los primeros años de su existencia se establecerán las bases de los hábitos alimentarios que influirán en su bienestar posterior a lo largo de su vida. Por lo tanto, es de vital importancia cuidar la alimentación y nutrición del bebé desde el inicio.
Aunque la intuición puede ser una gran consejera, en este artículo te compartimos 5 recomendaciones prácticas y útiles para ayudarte a alimentar y nutrir a tu bebé de manera plena y consciente.
La importancia de una buena nutrición durante la infancia
Como adultos, tenemos la responsabilidad de proporcionar a los bebés una vida saludable en todo momento, ya que los primeros hábitos que adquieren tendrán un impacto significativo en su futuro. Es crucial que seamos plenamente conscientes de la enorme responsabilidad que recae sobre nuestras decisiones.
Durante la niñez los cambios son constantes. En solo su primer año de vida, el bebé aprende a andar, a hablar, a comer alimentos sólidos y aumenta su tamaño de manera considerable. Estos cambios no son solo físicos, también su cerebro va formándose y acumulando la información necesaria para construir su entramado intelectual y emocional. Y todo ello va a depender, en gran medida, de la alimentación.
Una nutrición inadecuada o insuficiente se relaciona con la carencia de nutrientes esenciales, como vitaminas y minerales, lo cual puede llevar al desarrollo de diversas enfermedades de mayores, como la obesidad o la diabetes. Además, estos hábitos poco saludables, una vez arraigados, resultan más difíciles de cambiar a corto y mediano plazo.
5 recomendaciones para alimentar a tu bebé de manera adecuada
Si bien cada bebé es único y tiene necesidades individuales, existen ciertas pautas generales que pueden servirnos como una guía útil.
1. La leche materna, su mejor alimento
Desde el principio de los tiempos, todos los mamíferos hemos sido diseñados A lo largo de la historia, los mamíferos hemos sido diseñados para proporcionar el alimento necesario a nuestras crías durante la etapa inicial de sus vidas. Durante el embarazo, el cuerpo de la madre experimenta cambios significativos para poder nutrir adecuadamente al bebé después del parto. La leche materna contiene todos los nutrientes necesarios para el sano crecimiento del bebé. La Organización Mundial de la Salud recomienda que la leche materna sea el único alimento del bebé durante los primeros 6 meses de vida, y luego se convierta en un complemento en su dieta hasta que se desee continuar amamantando.
2. La leche de fórmula, una alternativa aunque con menos nutrientes
Puede suceder que, bien por el estilo de vida, decisión propia o por algún problema fisiológico, el bebé no tome leche materna. Es entonces cuando se recurre a la leche de fórmula. Es decir, aquella que se ha fabricado para parecerse lo máximo posible y como alternativa a la leche materna, pero sin tener todas sus características nutricionales.
¿Qué contiene la leche materna?
La leche materna contiene anticuerpos que ofrecen protección contra las enfermedades; hormonas que desarrollan el establecimiento de vínculos y regulan el apetito; citoblastos que ayudan al desarrollo y reparación de los órganos; glóbulos blancos que luchan contra las infecciones; bacterias beneficiosas que protegen el sistema digestivo; prebióticos, llamados oligosacáridos, que ayudan a mantener un intestino sano; ácidos grasos de cadena larga que contribuyen al desarrollo del cerebro, el sistema nervioso y los ojos; enzimas que ayudan a sus sistemas digestivo e inmunitario; y nucleótidos y hormonas que ayudan a desarrollar patrones de sueño-vigilia saludables.
¿Qué contiene la leche de fórmula?
La leche de fórmula, sin embargo, suele ser rica en lactosa y otros azúcares, como sirope de maíz, fructosa o maltodextrina; aceites vegetales, como aceite de palma, coco, girasol y soja; ácidos grasos, normalmente procedentes del aceite de pescado; vitaminas y minerales de origen vegetal y animal; un par de enzimas y aminoácidos y probióticos (solo presentes en las leches de fórmula de algunos fabricantes).
Tras conocer ambas composiciones y obedeciendo al sentido común, la leche materna siempre va a ser la mejor opción para alimentar al bebé. Si por algún motivo, ya sea fisiológico o por convicción, decides apostar por la leche de fórmula, te recomendamos acudir al pediatra para que te asesore en la elección de la de mayor calidad. No obstante, serán también los gustos del bebé los que te lleven a elegir una determinada leche de fórmula frente a otra. No todos aceptan de igual manera los diferentes sabores.
3. Alimentos sólidos y comida real
Pasados los primeros 6 meses, en los que la exclusividad la ha tenido la leche materna o la leche de fórmula, es el momento de ir introduciendo al bebé en lo que conocemos como «comida real». Se trata de una de las etapas más delicadas ya que conocerán nuevos sabores y texturas.
En el orden de introducción de los alimentos todavía existen cierta controversia. Hasta ahora, los primeros alimentos que aconsejan una gran mayoría de los pediatras son las papillas de cereales. Algo que parece incoherente, ya que los seres humanos llevamos relativamente poco tiempo alimentándonos con ellos. Sin embargo, las nuevas corrientes nutricionales, apuestan por las frutas y verduras, por la carne y el pescado, y por las legumbres.
Del mismo modo sucede con el huevo, desechado de las recomendaciones nutricionales para bebés de menos de entre 6 meses y un año ya que, según opiniones cuestionables, puede desarrollar ciertas alergias o producir colesterol. Según un artículo publicado por la Asociación Española de Pediatría, la edad con la que se ingiere el huevo por primera vez no influye en el desarrollo de la alergia al mismo.
Dicho esto, la alimentación de los bebés a partir de los 6 meses, debe ser la misma que la de los adultos salvo algunas excepciones como: verduras de hoja verde, frutos secos sin triturar, leche entera, pescado con alto contenido en mercurio como el pez espada o el atún y la sal o el azúcar. La única diferencia que debemos tener en cuenta es el modo de presentación. Al principio, por la falta de dientes que le permitan masticar, es necesario cocerlos algo más, cortarlos de forma longitudinal e incluso triturarlos. Poco a poco, aprenderán a masticar pudiendo tomarlos sin necesidad de procesarlos.
El Baby Lead Weaning
El Baby Led Weaning (BLW) es una forma de introducir alimentos sólidos a los bebés que ha ganado popularidad en los últimos años. Surge como una alternativa al enfoque tradicional de la alimentación complementaria, donde se ofrecen purés y papillas al bebé con cuchara. El BLW propone permitir que el bebé participe activamente en la alimentación, explorando los alimentos y decidiendo qué y cuánto comer por sí mismo.
Se basa en la premisa de que los bebés son capaces de regular su ingesta de alimentos y tienen la capacidad de masticar y tragar sólidos desde una edad temprana, por lo general alrededor de los seis meses, cuando se considera seguro comenzar con la alimentación complementaria. En lugar de purés, se ofrecen alimentos sólidos en trozos adecuados para su agarre y manipulación por parte del bebé.
Aunque los beneficios del BLW son innumerables, es importante tener en cuenta que no es adecuado para todos los bebés. Por ello, se recomienda consultar con un pediatra antes de comenzar con la alimentación complementaria. Cada bebé es único y puede tener diferentes necesidades y habilidades. Sin embargo, para aquellos que pueden practicarlo, el Baby Led Weaning puede ser una opción emocionante y beneficiosa para explorar el mundo de los alimentos sólidos y fomentar una relación saludable con la comida desde una edad temprana.
4. Las grasas, un nutriente fundamental en la alimentación infantil
¿Sabías que la leche materna contiene más del 50% de grasa saturada? Esto quiere decir que, durante estos primeros años, la grasa es fundamental para el desarrollo del bebé por lo que no tiene ningún sentido prescindir de ella. De igual manera sucede con el colesterol. Por cada litro de leche materna, se encuentran de 100 a 200 mililitros de colesterol, lo que desbanca esa falsa creencia de que el colesterol es perjudicial. Si quieres profundizar más sobre este tema, te invitamos a leer dos artículos en los que ya hablamos de ello «El colesterol, las estatinas y el negocio de las farmacéuticas» y «El negocio de los alimentos para reducir el colesterol».
Uno de los mayores errores que se producen durante esos primeros años de nutrición infantil es buscar alimentos lights o bajos en grasas. Gran error. Tanto las grasas como el colesterol son necesarios para el desarrollo neurológico e inmunológico del bebé. Así, los aguacates, el queso, el aceite de oliva y los huevos han de formar parte de la alimentación del bebé desde sus primeros años de vida.
5. Elimina los alimentos procesados y opta por productos orgánicos
Uno de los grandes problemas de la alimentación de las últimas décadas son los productos procesados. Alimentos que se venden con atractivos reclamos comerciales como un colorido packaging o anuncios engañosos dirigidos especialmente a captar la atención de los más pequeños. Hablamos tanto de potitos, cereales y yogures que se venden bajo la premisa de ser especiales para bebé y cuya lista de ingredientes está llena de azúcares, grasas trans y conservantes o aditivos que no son buenos para la salud. Y mucho menos para un bebé.
¿Lo mejor? prepararlo en casa y eligiendo productos orgánicos. Es cierto que puede resultar algo más costoso tanto por el dinero como por el tiempo y dedicación que requiere su preparación, pero, sin duda, es la mejor inversión que puedes hacer por y para tu bebé. Olvídate de los purés de sobre, tarritos mágicos y mezclas instantáneas. Una buena comida casera no tiene precio y mucho más si está cocinada con productos naturales y un ingrediente tan especial como es «amor del bueno».
Ya hemos visto de qué modo los adultos desempeñan una gran responsabilidad en la alimentación de los niños durante las primeras etapas de su vida. Elegir buenos productos, apostar por alimentos ricos en nutrientes y ejercer la paciencia y la escucha activa respetando sus señales de hambre y saciedad, fomenta una relación saludable entre ellos y la comida desde el principio.
Con estas 5 recomendaciones, podrás brindar a tu bebé una alimentación y nutrición adecuadas, sentando las bases para su bienestar a largo plazo. Y, por supuesto, nunca olvides que tú siempre serás su mejor ejemplo.