La exposición al frío se ha convertido en una práctica cada vez más popular por sus efectos regeneradores, energizantes y beneficiosos tanto para el cuerpo como para la mente. Aunque empezó a ganar visibilidad gracias a deportistas de élite y celebridades —que la usan para recuperarse mejor y reducir molestias—, hoy está al alcance de cualquiera que quiera mejorar su salud y bienestar.
Hoy puedes encontrarla en centros especializados, retiros o incluso practicarla en casa. La crioterapia se aplica en sofisticadas máquinas o en baños de agua helada. Muchas veces se combina con técnicas como el breathwork o la reprogramación mental, creando experiencias integrales en las que el frío se convierte en una herramienta de transformación. En estas sesiones guiadas, los participantes se sumergen en bañeras frías mientras escuchan a los instructores por auriculares, guiando la respiración y la concentración.
¿Qué es la crioterapia?

En realidad, la crioterapia es una técnica milenaria que se ha modernizado gracias a los avances tecnológicos actuales. Su origen terapéutico moderno se remonta a Japón, donde en 1978 el doctor Yamaguchi comenzó a utilizarla para fortalecer el cuerpo, la mente y el alma de sus pacientes. Los baños en frío, en combinación con técnicas como la respiración consciente y la reprogramación mental, pueden ayudar a superar incluso traumas y bloqueos emocionales.
¿Qué ocurre cuando exponemos el cuerpo al frío intenso durante períodos cortos de tiempo? En estos momentos se activa un poderoso mecanismo de supervivencia que hace que los vasos sanguíneos cercanos a la piel se contraigan (vasoconstricción) y redirijan la sangre a los órganos principales para mantener la temperatura corporal, un proceso mediante el cual la sangre se llena de oxígeno, nutrientes y enzimas curativas.
La crioterapia interrumpe temporalmente el equilibrio térmico del cuerpo, que suele mantenerse entre 35 °C y 36,5 °C. La circulación periférica cierra sus vasos y conduce la sangre al sistema profundo o visceral. Entonces, el organismo reacciona de dos formas: en primer lugar, trata de recuperar temperatura catabolizando o «quemando» primero azúcares simples situados en el plasma sanguíneo, y luego azúcares complejos en los músculos. Por eso es también una terapia recomendable en diabéticos y personas que quieren perder grasa. En segundo lugar, la exposición al frío nutre y estimula todas las células del organismo.
Tras la sesión, los vasos sanguíneos se dilatan (vasodilatación) y la sangre enriquecida regresa a la piel y tejidos musculares. Esta sangre oxigenada circula por todo el cuerpo, aumentando la producción de colágeno y liberando sustancias antiinflamatorias que ayudan, entre otros beneficios, a calmar el dolor.
Además, este tipo de exposición estimula la liberación de endorfinas, dopamina y otras hormonas del bienestar, generando efectos analgésicos y una sensación profunda de claridad mental, euforia y energía. Disparando la sensación de bienestar y ayudando a reducir el estrés y las emociones negativas.
Los diferentes tipos de crioterapia

Existen dos formas principales de aplicación: la crioterapia de cuerpo entero y la focalizada. Encontrarás unidades de crioterapia en clínicas, centros de fisioterapia y de belleza, spas o clínicas antienvejecimiento. Ambas exponen al cuerpo o a zonas concretas a temperaturas extremadamente bajas, que pueden oscilar entre los -110 °C y los -190 °C, durante uno a tres minutos.
La crioterapia de cuerpo entero se recibe en una especie de cabina o cámara que desprende una mezcla de nitrógeno helado y aires vaporizados que exponen al organismo a muy bajas temperaturas de uno a tres minutos para activar los mecanismos regenerativos y de defensa del organismo, para mejorar la circulación sanguínea y ayudar a producir hormonas del bienestar. La sensación térmica no es de frío real, pero sí de fresco. El tratamiento se realiza siempre bajo la supervisión de un experto.
La crioterapia focalizada, en cambio, utiliza un dispositivo que dirige una corriente de aire helado directamente sobre la zona a tratar. Alcanza capas profundas del tejido, incluyendo músculos y articulaciones, con una precisión terapéutica que complementa los tratamientos convencionales.
Esta técnica es ideal para deportistas y para tratar problemas en los ligamentos, tendinitis, esguinces o desgarros musculares. También mejora las inflamaciones articulares, la artritis, la lumbalgia, la cervicalgia y el dolor de espalda, trata enfermedades cutáneas y tiene un efecto antienvejecimiento en la piel, ya que estimula la producción de colágeno
Además de estas modalidades, se han vuelto muy populares los baños de agua fría combinados con respiración consciente, técnica que ha ganado notoriedad gracias al atleta Wim Hof. Su método combina exposición al frío y breathwork para inducir estados de alerta, euforia y claridad mental.
Estas sesiones incluyen una preparación respiratoria de unos 30 minutos, seguida por una inmersión en agua entre 4 °C y 10 °C durante 2 a 5 minutos, y una fase de integración posterior. La combinación entre respiración profunda y frío intenso activa el sistema nervioso, mejora la resiliencia emocional y promueve una conexión mente-cuerpo muy potente. Tras la inmersión en frío se realiza una vuelta a la calma en la que los participantes se secan, se calientan y se toman el tiempo suficiente para interiorizar lo vivido.
Aunque no se trata de una exposición al frío tan intensa, la entrada en las bañeras produce un pequeño shock en el sistema nervioso que lleva a un estado de alerta, claridad mental y presencia total, además de una sensación enorme de energía y casi euforia por la liberación de hormonas como dopamina, noradrenalina y endorfinas. La combinación de ambas terapias resulta muy efectiva para combatir el estrés, aumentar la resiliencia emocional, liberar traumas o bloqueos, activar el sistema inmune y regular el sistema nervioso.
En este caso, la respiración prepara el sistema nervioso, promueve la oxigenación y calma la mente, lo que facilita una mejor adaptación al estrés del frío. El frío, a su vez, actúa como un catalizador físico que ancla las experiencias del breathwork en el cuerpo.
Cada técnica tiene beneficios comunes y diferentes, pero todos ellos se aprecian con mucha rapidez con tan solo una sesión.
Todos los beneficios de la crioterapia

La crioterapia no solo se usa en medicina deportiva: sus beneficios abarcan tanto lo físico como lo emocional y cognitivo. A continuación, se resumen algunos de los efectos más destacados:
- Refuerza el sistema inmunológico al activar el metabolismo celular y mejorar la respuesta frente al estrés fisiológico.
- Quema calorías: una sesión de tres minutos puede acelerar el metabolismo y favorecer la pérdida de grasa, gracias al efecto vasoconstrictor.
- Reduce la inflamación y el dolor gracias al efecto analgésico del frío y a la liberación de proteínas antiinflamatorias (citoquinas).
- Mejora la circulación, la oxigenación y la regeneración de tejidos, favoreciendo una piel más firme y luminosa.
- Alivia migrañas, cefaleas y patologías como la fibromialgia, la artritis o el dolor de espalda.
- Regula el estado de ánimo, reduce el estrés y los síntomas de ansiedad o depresión, al aumentar los niveles de serotonina, dopamina y norepinefrina.
- Mejora la salud de la piel, especialmente en casos de dermatitis, rosácea, eczemas o psoriasis.
- Aumenta la energía y la claridad mental, ayudando a combatir el cansancio y el agotamiento crónico.
Cada persona experimenta efectos distintos, pero muchos usuarios aseguran notar beneficios desde la primera sesión, sobre todo en términos de energía, recuperación física y estado de ánimo.
La crioterapia no solo ayuda a nivel físico. También es una forma de entrenamiento mental. Al exponerte al frío, tu cuerpo activa mecanismos de adaptación que fortalecen la mente y enseñan a gestionar el miedo, la incomodidad y la incertidumbre.
Por eso, más allá de su función terapéutica, se ha convertido en una herramienta para el desarrollo personal. Incorporarla como hábito puede ayudarte a recuperar el equilibrio, fortalecer tu carácter y vivir con más claridad, energía y presencia.
No es solo una técnica de recuperación. Es una experiencia que revitaliza cuerpo y mente desde la primera inmersión. Sus beneficios van desde la reducción del dolor y la inflamación hasta el refuerzo del sistema inmune y la mejora del estado de ánimo.
Si buscas una forma de resetear tu cuerpo, despejar la mente o simplemente experimentar un estado de bienestar profundo, quizá solo necesites pasar unos minutos en el frío.
Atrévete a salir de tu zona de confort. Sumérgete en el frío. Conecta contigo.