¿Conoces los beneficios de los baños de hielo?

¿Conoces los beneficios de los baños de hielo?

Seguramente habrás visto los videos de un simpático holandés sumergido en una piscina de hielo o hundiéndose en un lago casi congelado. Las imágenes de Wim Hof -El Hombre de Hielo (o The Iceman)- practicando su método de control de la respiración, exposición al frío y baños helados han dado la vuelta al planeta. Dicen que sus beneficios son casi mágicos pero, ¿qué hay de cierto en toda esta historia?

Wim Hof es un atleta holandés que se ha dado a conocer porque posee la habilidad de aguantar temperaturas bajo cero sin ninguna protección, prácticamente tal y como vino al mundo. Gracias a sus proezas se ha hecho famoso y muchos seguidores practican su método, que él sintetiza en tres pilares: la exposición a bajas temperaturas, el control de la respiración y la meditación.

En su página Web puedes disfrutar de las imágenes del propio Wim Hof poniendo en práctica su método, del que asegura es una gran herramienta para mejorar la salud y potenciar la claridad mental.

La técnica del método Wim Hof

Su método se basa en una técnica de respiración con unos ejercicios respiratorios dirigidos que ayudan a mantener el cuerpo en las mejores condiciones para enfrentarse a las circunstancias más extremas (ver video).

Según sus propias palabras, «la técnica de respiración se basa principalmente en la inhalación profunda y la exhalación sin ningún uso de fuerza».

Un poco de historia

Los baños en hielo no son invención del señor Hof. Ya en el siglo XVI los baños helados se utilizaban para la curación de males en países nórdicos, como Dinamarca y Alemania. Con ellos se pretendían curar desde pesadillas, lepra, peste, raquitismo, histeria, estreñimiento, bronquitis y hasta cáncer. Como podéis ver se trata de una lista bastante amplia y diversa de afecciones.

Posteriormente, en la década de 1890, Louis Sugarman, un profesor inmigrante ruso llevó la práctica de los baños de hielo a Estados Unidos. Louis Sugarman se ganó el apodo de «el oso polar humano» y practicaba inmersiones en agua helada con una temperatura exterior inferior a 20º C. Él creía que estos baños tenían el efecto de mejorar su funcionamiento motriz y su salud en general. 

Con el paso del tiempo, ya entrados en el siglo XX, los baños de hielo se hicieron populares entre los atletas de alto rendimiento y deportistas de competición quienes atribuían en ellos la cualidad de reducir la inflamación y acelerar la recuperación tras las jornadas de ejercicio.

Beneficios de los baños de hielo

Para Wim Hof los beneficios de los baños de hielo son numerosos, desde reducción del estrés -lo que encontramos siempre en ejercicios de respiración ligados a la meditación y al mindfulness-, mejor sueño, agudeza y claridad mental, recuperación mejorada y hasta mejor rendimientos en los entrenamientos deportivos.

Aplicación de los baños de hielo en el deporte

En el deporte, muchos usan las bañeras de hielo para acelerar la recuperación y reducir el dolor después de una sesión intensa de ejercicios. Desde corredores profesionales, jugadores de fútbol y otros atletas juran por este método.

Los baños de hielo estimulan la reparación muscular y calman el dolor muscular de inicio retardado (DOMS por sus siglas en inglés), lo que coloquialmente se conoce como «agujetas». El hielo contrae los vasos sanguíneos lo que ayuda a deshacerse de productos de desecho del tejido afectado, reduce inflamación, disminuye la actividad metabólica y ralentiza los procesos fisiológicos. Muchas veces, estos procedimientos helados son acompañados de tratamientos de contraste, es decir, de baños de agua caliente para lograr el efecto deseado.

Aunque si buscamos estudios que lo respalden, hay a quienes no les parece la mejor idea recurrir al hielo para acelerar la recuperación tras el entrenamiento. Según este estudio, por ejemplo, se plantea que «hay poca evidencia de los resultados positivos de las terapias de baños helados y que se recomienda un enfoque holístico para la recuperación, lo que dará una mejor respuesta en lugar de una técnica de recuperación aislada».

También encontramos este estudio donde señalan que si bien los baños de agua fría son técnicas comunes usadas tras las sesiones de entrenamiento, faltan datos para afirmar que el agua fría reduce la inflamación del músculo. Comentan además que los hallazgos de la investigación indican que «la inmersión en agua fría no es más efectiva que la recuperación activa para reducir la inflamación o el estrés celular en los músculos después de un ejercicio de resistencia».

Para concluir

Independientemente de si los baños de hielo son o no, la mejor opción para acelerar la recuperación del cuerpo tras un entrenamiento, cualquier método que te ayude a sentirte mejor, rendir más y sobre todo, no vaya en contra de tu salud es perfectamente válido.

Para iniciarte en la exposición al frío y experimentar sus beneficios puedes probar a terminar la ducha con unos segundos de agua fría e ir incrementando el tiempo progresivamente hasta llegar al minuto. Es una forma de activar el cuerpo y la mente para empezar el día en las mejores condiciones.

Si tienes la oportunidad, otra opción es aprovechar las posibilidades que nos ofrece la naturaleza y disfrutar de un baño de agua fría en el cauce de algún río de montaña o piscina natural. Y por último, si de verdad te quieres sentir como el hombre de hielo puedes apuntarte a uno de los talleres que organizan el propio Wim o alguno de sus discípulos.

¡Tu salud te lo agradecerá!

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