Aunque ahora parezca mentira, el ayuno ha sido nuestro estado natural durante miles de años de evolución humana. Antes del frigorífico, las máquinas de vending, las pizzas a domicilio,… solo comíamos cuando había comida, y eso no solía ser frecuente. Los periodos de ayuno forzoso durante las épocas de escasez era lo normal.
En nuestra etapa de cazadores recolectores caminábamos largas distancias durante horas y días detrás de nuestra presa. No comíamos nada hasta que por fin la cazábamos y nos dábamos el atracón. A lo sumo algunas bayas, frutas o carroña que encontrábamos por el camino.
Posteriormente, en nuestra historia más moderna, algunas culturas han incorporado el ayuno voluntario a sus costumbres como el mes de Ramadán de los musulmanes, el Yom Kipur de los judíos o la Cuaresma de los cristianos.
Por lo que podemos decir que el ayuno no es algo nuevo, siempre ha estado presente en nuestra historia. Como curiosidad, el periodo de ayuno más largo de la historia registrado ha sido el caso del escocés Angus Barbieri que estuvo 382 días sin comer, aunque sí tomó suplementos de vitaminas. De 207 kilos pasó a 82.
Así que tranquilo, no vas a desfallecer la próxima vez que estés unas pocas horas sin comer.
Beneficios del ayuno intermitente
Cada vez hay más estudios que demuestran los beneficios del ayuno intermitente, entre los que destacan:
- Mejora la composición corporal, facilita la quema de grasa sin contar calorías.
- Favorece la autofagia, el organismo activa los mecanismos de reciclaje interno.
- Potencia nuestra capacidad de atención, entramos en modo cazador y nos hace estar más alerta.
- Ayuda a regular los mecanismos naturales de hambre y saciedad, controlas el hambre y te libera de la dependencia de la comida.
- Tiene efecto antiaging, frena el envejecimiento de las células.
- Te libera de los horarios de las comidas, no pasa nada si un día te saltas una comida, y no afecta a tu estado de ánimo.
- Es gratis, no cuesta dinero (será por esto que es una práctica que no interesa a la industria).
De los beneficios mencionados merece la pena resaltar que el ayuno intermitente favorece la “limpieza interna” o reciclaje del organismo, lo que se conoce como autofagia. Yoshinori Ohsumi, el investigador que descubrió los mecanismos de autofagia fue galardonado con el premio Nobel de Medicina 2016.
Al ingerir alimentos continuamente cada pocas horas, los procesos de digestión interfieren en los mecanismos de autofagia y el reciclaje celular no se realiza correctamente.
Protocolos de ayuno intermitente
El ayuno intermitente no es una dieta, es una distribución de la ingesta de las comidas durante unas horas concretas del día, lo que se conoce como “ventana de alimentación”.
Los principales protocolos de ayuno son:
- 12/12: 12 horas de ayuno y 12 horas para comer. Casi lo hacemos todos los días durante las horas de sueño. Lo logras adelantando un poco la hora de la cena y atrasando la del desayuno.
- 16/8: 16 horas de ayuno y 8 horas para comer. Es la forma de ayuno intermitente más popular. Lo consigues fácilmente saltándote el desayuno (cenas y comes) o la cena (comes y desayunas).
- 24: 24 horas sin comer. Es para los más avanzados. Consiste en estar un día completo sin ingerir alimentos.
No hay una receta exacta de cuanto ayuno hay que hacer. Dos ayunos 16/8 a la semana y un ayuno de 24 horas al mes puede ser una buena estrategia para obtener la mayor parte de sus beneficios sin asumir riesgos. No obstante, si perteneces a algún grupo de riesgo (mujeres embarazadas, diabéticos, personas con gota,…) debes consultarlo antes con tu médico.
Si nunca lo has probado, incorpora la práctica del ayuno intermitente de manera gradual. Prueba las diferentes alternativas que hay, y quédate con la que mejor te encuentres.
¡Tu salud te lo agradecerá!