La energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Seguro que has oído antes esta afirmación. Y es cierta, es el principio de conservación de la energía, del que se deriva la primera ley de la termodinámica:
Energía que entra un sistema = Energía que sale del sistema + Variación de energía interna del sistema
Esta es la base sobre la que se construye la teoría del balance energético. La teoría del balance energético establece que, como la energía ni se crea ni se destruye, las calorías que entran en el cuerpo humano menos las calorías que salen (se gastan), son las calorías que se acumulan o pierden en forma de grasa:
Calorías que entran - Calorías que salen = Variación tejido graso
Pero esto es una deducción errónea de la primera ley de la termodinámica. El planteamiento de la ecuación del balance energético no es compatible con la ley de conservación de la energía ni con la primera ley de la termodinámica.
Veamos por qué.
La primera ley de la termodinámica establece que la variación de energía interna de un sistema es igual a la suma de los intercambios de energía con el entorno. La trampa que hace la teoría del balance energético es que, en la ecuación de la primera ley de la termodinámica, sustituye la variación de energía interna del sistema (del cuerpo humano) por la variación de energía almacenada en el tejido graso, y no es lo mismo.
La energía interna y la energía almacenada en el tejido graso no son conceptos equivalentes y no se pueden sustituir en la primera ley de la termodinámica. La ecuación del balance energético mezcla churras con merinas.
Sin entrar en detalles, la energía interna del sistema es la suma de las energías de todas sus partículas. Por su complejidad, la energía interna de un cuerpo no se puede medir. Solo se puede calcular su diferencia entre 2 estados.
La teoría del balance energético hace trampa y sustituye conceptos que no son equivalentes.
Pero, ¿por qué parece que el balance energético funciona en algunos casos?
Seguro que sabes de alguien que cuenta calorías para perder o ganar peso y le funciona. Esto es así porque en realidad no está aplicando el balance energético aunque crea que sí. El método que siguen estas personas es el siguiente:
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Establecer una hipótesis de gasto energético de “mantenimiento”
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Definir un porcentaje de “deficit” o “superavit” calórico según las necesidades
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Configurar las raciones de la dieta
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Seguir dieta
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Medir resultados (pérdida o ganancia de peso buscada)
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Si no se cumplen los objetivos (que al principio es lo que suele ocurrir) volver al punto 2 y modificar el porcentaje
Por todo lo visto hasta ahora, te recomendamos que te olvides de las calorías, pienses en alimentos y recuperes los mecanismos naturales de control de hambre y saciedad.
¡Tu salud te lo agradecerá!