Seguro que en más de una ocasión has escuchado la frase: «Es de bien nacido ser agradecido». Nuestros mayores nos han enseñado desde pequeños que debemos ser amables y agradecidos con las personas que nos rodean. Un simple gesto o una palabra pueden marcar la diferencia. Un «gracias» por ayudarnos a cargar las bolsas del mercado, por indicarnos la dirección que andamos buscando o por cedernos el turno en la cola de la panadería puede alegrarle el día a alguien. Pero la gratitud no se trata solo de decir «gracias». Va mucho más allá.
La gratitud no se trata solo de ser educados y amables con las personas que nos rodean. Es importante practicarla desde el fondo de nuestra propia existencia. ¿Sabías que la gratitud está íntimamente ligada con nuestro bienestar? Cuando somos agradecidos, podemos experimentar una serie de beneficios que nos acercan a lo que podríamos llamar «la verdadera felicidad». Si quieres saber qué es la gratitud, cómo puede ayudarte y cómo puedes practicarla, aquí te lo contamos.
¿Qué es la gratitud?
Desde el principio de los tiempos, el cerebro del ser humano ha sido preparado para sobrevivir y no para ser feliz. Esta supervivencia se ha conseguido gracias a mantener alerta los sentidos frente a cualquier amenaza, incluso aunque esta no se produjera. En la época actual, aunque ya no es necesario sentir que todo lo que nos rodea es un peligro, nuestra mente, de forma natural y según constatan algunas investigaciones, así lo advierte. Se produce una distorsión de la realidad, lo que nos provoca un continuo desasosiego.
Para poder vencer este continuo estado de ansiedad y preocupación, la mayoría de veces provocada por suposiciones y problemas imaginarios, es necesario entrenar nuestra mente y alimentarla de hechos objetivos, claros y reales. Lo que llamamos: práctica de la gratitud.
Esta práctica lleva asociados importantes beneficios, tanto para la salud física como emocional. De ahí que aprender a cambiar la perspectiva que nos ofrece nuestro cerebro, nos va a llevar a una vida mucho más equilibrada y encaminada hacia la felicidad.
Los beneficios que obtenemos al practicar la gratitud
Del mismo modo que entrenamos nuestros músculos para estar más fuertes o estudiamos fórmulas matemáticas para ser más inteligentes, también nuestro cerebro necesita ser trabajado y entrenado para eliminar ciertos hábitos que, desde siglos, lleva arrastrando.
De entre todas las virtudes que podemos poner en práctica los humanos, la gratitud es la que tiene un efecto más positivo y determinante para el bienestar. Esto es gracias a su clara incidencia en ciertos campos que acaban mejorando con su práctica.
- Según un estudio realizado en la Universidad de Illinois, la salud física se ve mejorada cuando se practica la gratitud. Las personas agradecidas llevan unos hábitos de vida mucho más sanos. Practican ejercicio de forma habitual y llevan una alimentación más saludable.
- Pero también la salud psíquica encuentra mayor bienestar. No en vano, numerosas investigaciones han encontrado una clara relación entre los niveles de estrés y la práctica de la gratitud. Aquellos que la practican cuentan con un mayor nivel de apoyo social, lo que aminora, incluso elimina, la ansiedad, el estrés y la depresión.
- Mejor calidad del sueño. Aunque pudiera parecer casi una teoría de ciencia-ficción, la gratitud mejora el sueño y ayuda a descansar más plácidamente. Un estudio realizado en la Universidad de Manchester, así lo afirma, ya que la actitud positiva previa al sueño podría determinar la calidad del mismo.
- Pero también se consigue una satisfacción más plena en el mundo laboral y en el de los estudios. Al parecer, y según una reciente investigación, los estudiantes que practican la gratitud, están mucho más motivados y comprometidos con sus tareas, por lo que sus niveles de éxito son mayores que los del resto.
- A la práctica de la gratitud también van asociados unos niveles más bajos de defectos como pueden ser la envidia, el materialismo y la agresividad.
5 ideas para practicar la gratitud a diario
1. El diario de la gratitud
Escribir un diario siempre ha resultado una práctica excelente para liberarse de ciertas cargas emocionales que se van acumulando durante el día. No en vano, según un estudio realizado en la Universidad de Ciencias Sociales y Humanidades de Varsovia, escribir lo que nos ha ido aconteciendo durante el día, especialmente si son aquellas experiencias positivas, ayuda a aumentar el bienestar general. Escribe todo lo bueno que te ha sucedido: alguien que te ayudó, una buena noticia o aquello que pensabas que podía salir mal y finalmente prosperó.
2. Carta de agradecimiento
Agradecer lo que los demás hacen por ti resulta un acto generoso que, además, tiene beneficios. Una buena práctica es escribir cartas, mensajes o correos electrónicos en los que dar las gracias por el favor recibido. No es necesario extenderse demasiado, a menudo escoger una sola palabra es suficiente.
3. Reflexionar sobre lo que tenemos y podemos perder
Los grandes filósofos siempre ofrecen respuestas para las grandes cuestiones morales, e incluso emocionales, del ser humano. Es así como se ha comprobado que un estado de bienestar nos lo puede dar la adquisición de un bien nuevo: un coche, una casa, unas vacaciones, o una situación anímica distinta como puede ser el enamoramiento. Sin embargo esa euforia es pasajera. Según el estoicismo, la mejor manera de mantener un cierto nivel emocional es pensar en negativo. Es decir, ponernos en el lugar de si lo perdiéramos. Un ejemplo muy significativo es pensar en nuestra vida. ¿Por qué no agradecer cada día el estar vivos?
4. Disfrutar de las pequeñas cosas
Uno de los malos hábitos que suele angustiar a los seres humanos es que siempre esperamos que sucedan grandes acontecimientos. Mientras tanto, los momentos importantes que pasan en nuestra vida se diluyen en la nada, sin disfrutarlos como merecen. Haz que cada instante sea inolvidable y apetecible. Incluso aquellos que parecen más cotidianos. Tenemos la capacidad de convertir cada instante en una grata e inolvidable experiencia. Haz que así sea.
5. Toma cierta distancia con la realidad informativa
El exceso de información, especialmente la que se centra en los acontecimientos negativos, están generando niveles máximos de angustia y estrés. De hecho, algunos estudios psicológicos muestran como el catastrofismo que se exhibe desde los informativos de televisión, está creando un impacto negativo en la sociedad. Así que lo mejor es tomar cierta distancia. Busca información concreta para no vivir al margen de la realidad, pero compensa con toda aquella que va surgiendo y que es positiva.
Una vez que somos conscientes de que nuestra mente tiende a desterrar lo positivo para aumentar lo negativo, es el momento de ponerse a trabajar. Sé objetivo y busca el equilibrio entre los problemas y privilegios que se reciben cada día.
Como diría el Dalai Lama: «La raíz de todo bien crece en la tierra de la gratitud». No lo dejes para mañana y empieza hoy a practicar la gratitud.