Hoy en día, desayunamos cereales gracias, o por desgracia, a otro de los logros de la industria alimentaria y al trabajo realizado por los hermanos Kellogg, John Harvey Kellogg (1852 - 1943) y Will Keith Kellogg (1860 - 1951).
Ambos fundaron en 1897 la compañía Sanitas Food Company, y difundieron con gran éxito la idea de que comer cereales en el desayuno era sano, cuando en aquella época el desayuno tradicional de las clases acomodadas eran huevos y carne (¡qué barbaridad!).
Por otro lado, tenemos suerte de que otras de las grandes ideas de John Harvey Kellogg no han llegado a nuestros días. Por ejemplo, era partidario del uso terapéutico de los enemas. Uno de sus instrumentos preferidos era un dispositivo capaz de inyectar más de 50 litros en apenas unos segundos en los intestinos de un paciente.
John pensaba además que el onanismo era un terrible pecado, tal y como lo recoge en su obra "Tratamiento contra el auto-abuso y sus efectos", en la que describe diferentes remedios para eliminar los placeres sensoriales, como la circuncisión de los niños.
Finalmente la andadura en común en Sanitas Food Company concluyó. Tras unas diferencias con su hermano sobre añadir o no azúcares a los cereales, Will terminó fundando en 1906 su propia compañía, la Battle Creek Toasted Corn Flake Company, que finalmente se convertiría en la Kellogg’s que todos conocemos.
Y lo grave es que, a día de hoy, seguimos desayunando cereales pensando que son saludables, cuando en realidad son todo lo contrario, no son sanos a pesar de estar en la base de la pirámide alimentaria. Es el peor desayuno que podemos hacer.
Contienen gran cantidad de azúcar y almidón, escasa fibra, y provocan elevados picos de glucemia e insulina en sangre, uno de los factores de riesgo que favorece la aparición de la diabetes tipo II.
Por ello te animamos a que desayunes como lo hacíamos antes de la aparición de los hermanos Kellogg, a base de huevos, vegetales, carne y fruta. Tu salud te lo agradecerá.
Imagen John Harvey Kellogg: Wikipedia