El término «entorna obesogénico» se refiere a un ambiente que promueve el aumento de peso y contribuye a la obesidad, ya sea en la calle, el hogar o el lugar de trabajo.
Dicho de otra forma, son entornos que animan a las personas a comer de forma poco saludable y a moverse menos.
El término fue, probablemente, acuñado por el experto en salud pública Boyd Swinburn. Estudiando a los nativos americanos de una reserva en Arizona, notó como la incorporación del estilo de vida estadounidense producía un gran impacto negativo, incluidas las altas tasas de diabetes.
Los principales causantes de un entorno obesogénico son:
- Disponibilidad fácil y en todo momento de alimentos ultraprocesados ricos en azúcares (supermercados, máquinas de vending, gasolineras…).
- Trabajos sedentarios, en los que pasamos gran parte del tiempo sentados o de pie.
- Un estilo de vida, en general, con poco movimiento.
En un entorno obesogénico, la tentación de la comida ultraprocesada es omnipresente y se favorecen e instauran hábitos poco saludables.
CAUSAS DE LA OBESIDAD Y EL SOBREPESO
La obesidad ya es una epidemia mundial, según asegura la OMS (Organización Mundial de la Salud). Además, la obesidad infantil es uno de los problemas más graves de salud pública del siglo XXI.
La obesidad es una respuesta «adaptativa» del cuerpo del ser humano al ambiente o entorno en el que vive.
Tradicionalmente, se pensaba que esa respuesta era responsabilidad exclusiva del individuo, de su dieta y su actividad física. Puede observarse en mantras del tipo «come menos y gasta más».
Pero hoy sabemos que su origen es multifactorial y el entorno del individuo tiene una gran influencia.
La forma en que se construye el entorno determina las oportunidades que tenemos a la hora de seleccionar buenos y malos alimentos, y en la actividad física que desarrollamos.
Un entorno obesogénico se compone por elementos que estimulan la mala alimentación y promueven una menor actividad.
La relación entre nuestra salud y los lugares en los que residimos y trabajamos se remonta a siglos.
Hipócrates argumentaba que la salud era un producto de factores ambientales y destacó la necesidad de armonizar el ambiente individual, social y natural.
Un desequilibrio de estos factores puede socavar la capacidad de autorregulación de una persona. En consecuencia, la toma de decisiones sobre su alimentación y la actividad física que debe realizar se basará en datos erróneos.
Parece más que probable que la mayor disponibilidad, accesibilidad y asequibilidad de alimentos ultraprocesados, junto con su intensa comercialización, sean una de las grandes causas de la ingesta excesiva de energía y del aumento de peso.
Otros factores que también impactan en nuestra salud e influyen en la obesidad son los espacios verdes, la accesibilidad para peatones, la densidad de los supermercados y los puntos de venta de comida rápida, los espacios para la interacción social y la calidad del aire.
IDEAS PARA MEJORAR EL ENTORNO
Se conoce como «entorno construido» a todos los edificios y espacios creados o modificados por el ser humano que forman las características físicas de una comunidad. Incluye edificios, carreteras, autobuses, hogares, parques, áreas recreativas, vías verdes, tiendas y otras áreas comerciales.
El entorno construido tiene una gran influencia sobre la prevalencia de un entorno obesogénico. Por lo que es fundamental diseñar zonas, ya sean urbanas o rurales, que permitan reducir los hábitos que llevan a la obesidad por aquellos que promueven una vida saludable.
Ejemplos que posibilitan un entorno obesogénico:
- Calles principales y lugares públicos como estaciones y cines dominados por tiendas y restaurantes de comida basura.
- Calles inseguras, aceras agrietadas, parques descuidados, oportunidades recreativas limitadas.
- Altos niveles de delincuencia.
- Largas distancias hasta zonas propicias para hacer, ejercicio, jugar o practicar cualquier otra actividad.
- Acceso limitado a opciones de alimentos saludables.
En estos casos, la gente es menos propensa a hacer alguna actividad física, ejercicio o caminar porque sus alrededores no invitan a ello.
Por otro lado, la falta de opciones de verdura o fruta puede potenciar los problemas nutricionales.
El diseño de comunidades puede ayudar a combatir la obesidad fomentando una mayor actividad al aire libre y aumentando el alcance a alimentos más saludables.
Ejemplos que evitan un entorno obesogénico:
- Buenos niveles de seguridad.
- Acceso a alimentos saludables.
- Facilidad para acceder a lugares para hacer actividad física.
- Amplia oferta de actividades.
- Limitar el número de establecimientos con comida para llevar.
EN RESUMEN
Un entorno obesogénico es aquel que incita a comer más (sobre todo comida ultraprocesada) y a moverte menos.
Forma parte de las causas de la obesidad.
Un entorno obesogénico hace que sea sencillo incorporar hábitos poco saludables y dificulta la adopción de hábitos que ayuden a mantener el peso.
Debemos dejar de culpar al individuo por sus problemas de obesidad y concienciar e instar a nuestros políticos a tomar acciones para luchar contra los entornos obesogénicos que nos rodean.
Tener acceso a alimentos saludables, así como a zonas que promueven un aumento en la actividad física, puede ayudar a mejorar la calidad de vida y a disminuir el índice de obesidad de una comunidad.
Mientras ganamos esta lucha, intenta alejarte de los entornos obesogénicos lo máximo posible, incorpora hábitos para comer comida real y muévete más. ¡Tu salud te lo agradecerá!