Si bien muchos nos preocupamos por nuestra alimentación, sea porque queremos vernos de cierta manera, rendir mejor en una disciplina deportiva o por salud, hay todo un grupo de personas donde la alimentación cobra mayor importancia, y este es el grupo de las personas mayores.
Cuando estamos más jóvenes, los cambios en nuestra alimentación puede que no sean tan fáciles de aceptar, pero gracias a sus beneficios, somos más conscientes para adaptarlos a nuestro día a día. Pero en el adulto mayor, todo lo que se consume cobra una vital importancia.
Hay que tener en cuenta los diferentes procesos por los que pasamos cuando envejecemos. A medida que pasan los años, el sentido del olfato y el gusto va cambiando, por lo que sentimos que los alimentos han perdido su sabor, razón por la cual lo que antes parecía apetecible deja de serlo.
Otros factores importantes son la cantidad de medicamentos que muchos adultos mayores consumen, los cuales afectan directamente el sentido del gusto y también el apetito. Se van desarrollando intolerancias a ciertos alimentos y el uso de dentaduras postizas también dificulta el proceso natural de comer.
Además de estos problemas, debemos tener en cuenta la poca movilidad. Por ejemplo, al jubilarse, muchas personas adquieren una vida más calmada de la que tenían anteriormente. El ejercicio y la actividad diaria es dejada de lado y esto causa que la masa muscular vaya degenerándose. Entonces nos encontramos con dos escenarios, el adulto mayor con sobre peso o en el caso contrario, el que lo pierde pero no de manera saludable.
Otro factor que se descuida en la alimentación de las personas mayores es la ingesta de agua. La hidratación se hace cada vez más difícil ya que nuestro cuerpo retiene menos agua, pero los signos de deshidratación son menores. Tenemos menos sed y tu cuerpo no te avisa como antes cuando debes consumir el preciado líquido.
El peligro no está solo en la deshidratación como tal, sino en el riesgo de enfermedades. Sea una enfermedad a corto plazo, como una infección del tracto urinario o algo más crónico como la diabetes, el consumir la correcta cantidad de líquido es esencial para que el cuerpo pueda luchar contra estos -y muchos otros- padecimientos.
Al igual que en otras etapas de la vida, la alimentación cuando envejecemos debe centrarse en los productos sanos y naturales. Preponderar el consumo de vegetales, granos integrales, legumbres, lácteos -cuando no se tengan intolerancias- pescados, carnes magras, aves y huevos. Las cantidades de cada nutriente siempre van de la mano de los requerimientos individuales y sobre todo, si en este caso hablamos de personas que tengan algún padecimiento crónico.
Pero hay una serie de nutrientes que se deben tomar en cuenta en la mayoría de las dietas de las personas mayores, como son:
Hierro: es importante para la salud en general y nos ayuda a tener más energía. Lo encontramos en la carne de res, cordero, ternera, cerdo, legumbres (como los guisantes, alubias y lentejas), sardinas, huevos y vegetales verdes.
Calcio: es esencial para construir y mantener el hueso. A medida que envejecemos, nuestro requerimiento de calcio aumenta a medida que el calcio de los alimentos no se absorbe tan bien. Comer alimentos ricos en calcio nos ayuda a combatir la osteoporosis. Buenas fuentes incluyen productos lácteos como leche, queso y yogur. Pero también lo encuentras en, sardinas, vegetales de hoja verde como el brócoli y el repollo.
Vitamina D: es importante para la salud ósea y para prevenir la osteoporosis. La mejor fuente de vitamina D es la exposición segura al sol. Y si bien la comida por sí sola no puede proporcionar suficiente vitamina D, la encontramos en fuentes dietéticas como los huevos y pescado azul.
Cuidado con la sal
Demasiada sal puede elevar la presión arterial, lo que aumenta el riesgo de problemas de salud, como enfermedades cardíacas o derrames cerebrales. Como los alimentos procesados ya tienen una cantidad grande de sal, la recomendación es leer las etiquetas para comprar aquellos con sodio reducido y alejar el salero de la mesa.
Haciendo los cambios correctos, tomar el agua que nos corresponde e incluir un poco de movimiento nos puede ayudar a una vejez más sana. Y claro, si empiezas desde hoy, ¡tu salud te lo agradecerá!
Crédito fotografía drobotdean