Actitudes que debilitan la motivación

Actitudes que debilitan la motivación

¿Eres de los que empiezan todos los lunes con ánimo de hacer ejercicio pero ya el miércoles sientes que tus fuerzas flaquean? ¿Te has propuesto mil veces realizar un programa de entrenamiento que no llevas a cabo? ¿Quieres hacer del ejercicio un hábito en tu vida pero sientes que se te escapa de las manos? No te preocupes, no estás solo.

Si bien muchos dicen que lo que necesitamos para hacer ejercicio son las ganas, la verdad es que la motivación juega un papel importantísimo. Tanto que sin ella una tarea que antes nos parecía placentera, puede empezar a verse como rutinaria, fastidiosa y quizás hasta obligada. Y muchas veces con el ejercicio nos pasa eso.

Pero lo peor es que muchas veces somos nosotros mismos los que matamos esa motivación. Es decir, nos embarcamos en empresas casi imposibles, nos llenamos de exigencias altísimas, nos retamos a imposibles, y en ese proceso, le perdemos el júbilo a realizar algo que debería ser divertido y tan natural como respirar (bueno, no tanto pero casi).

Estas actitudes a veces las hacemos de manera consciente y otras desde la más pura inocencia. Fíjate aquí si no estás cometiendo estos errores matan la motivación y por supuesto, toma nota para empezar a solucionarlos.

Competencia insana

Una cosa es querer avanzar, ser mejor y superar tus propias marcas. Otra, que este camino se vuelva tan tortuoso que la competencia contigo mismo se vuelva una carrera hacia el mal humor. Muchas veces nos frustramos cuando no alcanzamos lo que logramos, y eso está bien. Pero la verdad es que no todo el tiempo seremos el número uno.

¿Te acuerdas aquello que decían que lo importante es participar? Pues si realizas deporte de manera recreativa, esto cobra más sentido. Si tus ansias de ganar hacen que se deje de disfrutar tu disciplina favorita, toma un descanso, y ve todo desde otra perspectiva. Recuerda que nadie te está pagando por esto. Búscale la parte lúdica, lo divertido y lo relajante que puede llegar a ser sin estar torturándote.

Crees que es el único camino para un resultado específico

Hay gente que hace ejercicio solo por el placer de moverse. Otros porque tienen una meta. Puede ser cambiar la composición corporal, mejorar la salud o perder unos kilos. Pero cuando hablamos de esto, hay varios factores que entran en juego, como la alimentación y el descanso adecuado.

Si pones todos tus esfuerzos en pensar que el ejercicio es todo lo que tienes que hacer para (perder peso, por ejemplo), es más fácil abandonar todo cuando no obtienes los resultados esperados.

Depender demasiado de tus compañeros, entrenador o gimnasio

Claro que es divertido el tener los compis de actividad. No tiene que ser un equipo de fútbol para que te sientas parte de un grupo. Muchos de nosotros nos motivamos justamente por la camaradería que se da cuando practicamos cualquier deporte junto a nuestros amigos.

Pero esto, en algunos casos, puede ser una muleta que te juegue en contra. Porque es muy fácil desistir cuando ellos ya no están presentes. Una cosa es extrañar tu rutina y otra que no puedas hacerla porque estás acostumbrado a hacerla -solamente- cuando tienes un grupo o un entrenador que te lleve de la mano.

También en estos momentos entenderás que el ejercicio no tiene que depender del lugar donde lo hagas -como el gimnasio- sino que hay que aprender a moverse en otros espacios. Esto nos hace mantener en la mente que hacer ejercicio y el movimiento no es solo una cuestión de estética sino de salud.

La solución es encontrarle el placer individual a realizar cualquier actividad, en cualquier lugar. Cuando la responsabilidad y el disfrute de tu entrenamiento cae solamente en ti, no importa si llueva, truene o relampaguee.

Realizar alguna actividad solo porque está de moda

Nadie te va a culpar por probar ¡Para eso es que existen los distintos sabores! Pero es muy común que la gente se embarque en rutinas de ejercicio o entrenamientos que no les gusta, por razones equivocadas, a veces como las que acabamos de explicar -como perder peso o usar muletas sociales- y otras porque la actividad en cuestión está de moda.

¿Corres por qué crees que es la única manera de eliminar los kilos extras? ¿Haces crossfit porque lo ves en las redes sociales? ¿O te inscribiste en clases de Yoga porque tus amigos te comentaron que a ellos les encantaba? Cuando sentimos que el ejercicio es más una obligación que un disfrute, es muy difícil que lo llegues a hacer parte de tu vida.

Porque el hábito -si bien se tiene que trabajar y no es fácil para todos- se afianza cuando encontramos placer en lo que hacemos. Porque si no, siempre pesará como ir obligados a clases en el cole cuando éramos pequeños.

Cuando te centres más el placer y el disfrute, y menos en la obligación y los resultados, seguramente encontrarás ese balance para hacer del ejercicio un hábito que dure toda la vida. Y seguramente, ¡tu salud te lo agradecerá!



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